Capítulo Quince: El Calor del Pleno Verano

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NATHAN

—¡Hijo de puta! ¡Cabrón!e
Escupía mientras lo golpeaba sin parar. La sangre de él seguía brotando de cualquier parte asquerosa de su maldita cara, pero eso no me hizo detenerme.

Mi hermanita seguía esposada, completamente desnuda y totalmente ida de este mundo. Debe estar drogada porque ni siquiera se inmuta. La puta de mi madre llora sin parar en una maldita esquina. La mataría ahora mismo, lo juro.

Jo..na...thanmi hermana me llama con dificultad.

Dejo al cabrón en el suelo inconsciente y me dirijo hacia a ella. Antes de llegar veo cómo Esmeralda trata de escapar por la puerta.

Tú no te vas a ningún ladole grito con todas mis fuerzas acercándome más a ella.— ¿Cómo pudiste hacerle esto a tu propia hija? Dime, ¿qué puñeta te pasa por esa mente retorcida?

Estoy tan furioso...tan... Quiero matar a este par...quiero... Las lágrimas bajan de mis ojos sin poder evitarlo.

Eres la mujer, no, tú no eres una mujer; te queda grande ese nombre, eres la cerda más grande de este puto planeta.

Estoy a unos centímetros de su asqueroso rostro y mis palabras salen escupiéndola. Ella no dice nada y eso me pone peor... Quiero abofetearle su maldita cara.

Hijo...

No me llames hijo... Yo no soy tu hijo.

Nunca en mi vida había sentido tanto asco... Y lo peor; asco de la mujer que me dio la vida. En un momento escucho un "click" de pistola detrás de mí. Me volteo, y ahí estaba el puerco mayor apuntándome con un puto revólver. Este cabrón seguía de pies luego de yo haber roto mis nudillos en su maldita cara. Toda esta mierda y el cabrón se atreve a señalarme con una pistola. Mi cuerpo está caliente por el coraje y la adrenalina. Fue esta combinación la que me permitió lanzarme contra él. Como está débil no se me hizo difícil arrebatarle el arma... Estaba a punto de dispararle cuando de repente Alejandra me llama otra vez... Tengo que ir donde ella; tengo que saber que está bien. Camino hacia ella y en un segundo el par de cerdos pretendía huir por la puerta. Sin pensarlo, le disparo a ese cabrón en la espalda...

Me levanto sudado a las tres de la mañana. Sé que es esa hora porque verifiqué mi reloj de pulsera. Veo a Kayla tumbada a mi lado... Respiro muy hondo. Dios, otra vez tengo pesadillas; pesadillas que en realidad son recuerdos. No me hizo bien decir todo en voz alta, lo que hizo fue revolcar lo que creía superado. Es que no me perdono todavía. Mi hermana nunca dio señales, siempre que hablábamos la escuchaba bien... Nunca quise volver a pisar esa casa, no hasta que fuera el momento de llevármela... Desde ese día mi vida cambió por completo. Esa mujer paró en la cárcel y el cerdo también, solo que este último no tuvo los huevos para escuchar su sentencia y terminó ahorcándose en la celda; aún estando en silla de ruedas. Ese no era el final que yo quería para él, no, ese fue un camino fácil y cobarde; yo quería que sufriera, más de lo que le provocaba estar paralítico... Pero el muy cabrón no tuvo los cojones para enfrentar su destino. ¡PERO SÍ PARA ABUSAR DE MI ALEJANDRA! Eso es algo que no me puedo perdonar... Mi hermana declaró en contra de ese par, y su relato fue tan repugnante, tan vil...tan doloroso que nunca en mi puta vida podré superarlo.

"Siempre había notado que me miraba de una manera extraña, pero entiendo que nunca se acercó porque mi hermano me defendía todo el tiempo. Me atrevo a apostar que en cierta manera le tenía un poco de miedo; nunca faltaban los insultos, pero nunca nos puso una mano, creo que sabía que mi hermano le rompería la cara de un solo golpe... A lo que iba, mi hermano se fue de la casa, y no fue para menos, vivir allí era un infierno... La primera semana desde que se fue no cambió mucho, solo que me miraba con más descaro... Ya a las dos semanas se me insinuó abiertamente. Me dijo que ya era hora de empezar a divertirnos, que cooperara y me comportara como la puta de mi madre; ese fue el adjetivo que él usó para describirla. Yo estaba realmente asustada, empecé a temblar, pero me negué y salí corriendo hasta mi habitación... Busqué inútilmente mi celular para llamar a mi hermano. Pero él detrás de la puerta cerrada me gritó <<Estás castigada, hijastra querida, no tendrás celular>> y así me quitaron la comunicación y cualquier posibilidad de pedir ayuda. Por eso cuando hablaba con Jonathan era desde el teléfono de la casa y siempre con la supervisión de ellos... Bueno, después de esa noche, yo le dije a mamá... Una vez terminé de contarle lo sucedido, ella simplemente sonrió y dijo <<Tenías que haberle complacido.>> Me quedé bruta... Yo me paré de la silla y di tres pasos hacia atrás y de momento siento dos brazos agarrándome; era él y comenzó a besarme por todos lados.., yo grité... Yo pataleé, entre los gritos de él, los míos y mis sollozos, solo pude entender cómo él le decía a... la quedecía ser mi madre, <<Mi amor, la cámara, graba todo.>> Y así empezó todo... Yo me resistía y ellos comenzaron a atarme y drogarme... Muchas veces ella también se unía a las aberraciones que él me hacía en la cama..."

Los mandamientos de NathanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora