Capítulo Cinco: Pudo Ser Mío

6.2K 485 4
                                    


Capítulo V: Pudo Ser Mío

KAYLA

Parada frente a su empresa, comienzo a dudar... ¿Será buena idea? ¿Haré bien? ¿Y qué pasará con Fernando? ... "Regálame la dicha de verte feliz antes de morir... No permitas que mis palabras hayan sido en vano..." Las palabras de mi mejor amigo retumban en mi cabeza. Esto fue suficiente para tomar valor y salir del carro. Tomo una bocanada de aire y me dispongo a caminar hacia el interior de JJ Resort & Tourism. Observo las puertas de cristal y visualizo su figura y la de... su prometida. Se dirigen hacia el exterior agarrados de la mano y desde aquí se les ve sonrientes. Mi corazón se aceleró y procedí a esconderme detrás del arbusto de decoración que se encuentran frente a la empresa. Verlos así fue suficiente como para darme cuenta de que haber llegado aquí a buscarlo fue una pésima idea. ¿Cómo podría presentarme así sin más? Todo esto fue un arrebato y ni siquiera me detuve a analizar todo el daño que provocaría. Está de por medio Fernando y Alejandra...

La pareja está en la acera, apuesto que esperando a que le traigan su medio de transporte. Nathan está de espaldas y Alejandra frente a él con los brazos en su cuello. Lo besa y mi corazón se aflige. ¡Estúpida, es su prometida! Hola subconsciente, hace tiempo que no me hablabas. Hace tiempo que no te veía cometer tanta estupidez a la misma vez... Bufo al escuchar cómo esta me regaña.

Sigo observándolos... Dios, que traigan su carro pronto... De momento Alejandra está mirando hacia mi dirección. No, no puede haberme visto... Me echo para atrás, tratando de ocultarme más. Ruego porque no me haya reconocido. A lo mejor piensa que es otra persona observándolos. Por favor, que piense eso. Echo un vistazo para saber si ya se fueron, y Nathan está a punto de voltearse, cuando de momento Alejandra le vira la cara y le da un beso. La limosina se aparca frente a ellos y esta los recoge hasta adentrarlos. ¡Gloria a Dios! Espero unos segundos, hasta que la limosina se pierde doblando la esquina. Corro hacia mi carro y conduzco en dirección hacia mi apartamento. No puedo creer la estupidez que estaba a punto de cometer. No, yo no puedo pasar por alto a Fernando. Antes de hacer una cosa como la que estaba a punto de hacer tendría que hablar con Fernando primero; cosa que no estoy preparada para hacer. Necesito un buen baño y aclarar mis ideas.

Llego frente a mi apartamento y respiro profundo. Fernando debe estar arriba metido en su computadora trabajando desde aquí.
Él es tan bueno conmigo. Tanto que no lo merezco. ¿Por qué siempre me quieren de esa forma? No me voy a alejar de él porque me quiere demasiado; no puedo cometer el mismo error dos veces. Estar con él es reconfortante. Nuestra relación no se basa solo en sexo, como cuando estaba con Nathan... Va mucho más allá. Es un buen compañero... Pero a quién quieres y deseas es a Nathan. Bueno, ¿pero de qué lado estás? Déjame en paz... Yo quiero a Fernando, él me da la paz y tranquilidad que necesito. La estabilidad emocional que buscaba. Estaba tan bien viviendo en España con él; no puedo echarle la culpa a Ryan, volví por una razón justa. Ryan... Me imagino las palabras que utilizaría para describirme ahora mismo. "Lo que eres es senda pendeja." "No pienses en los demás, piensa en tu felicidad y la de él." No, estoy en una etapa de mi vida en la que el egoísmo no forma parte de mí. Yo decidí irme, no puedo volver y pretender que no han pasado tres años y pico. En este lapso de tiempo Nathan y yo hemos decidido seguir sin estar juntos. No puedo arruinar la vida de Fernando o la de Alejandra solo porque ambos nos deseamos con locura. ¿Y si es solo sexo? Digo, porque nosotros no llegamos a conocernos del todo.

Dejo de pensar y me bajo del carro. Me dispongo a caminar hacia el ascensor que me llevará hasta mi piso cuando de repente una voz de mujer pronuncia mi nombre. Bueno, más bien grita mi nombre. Me volteo sobresaltada y ahí está la prometida de Jonathan corriendo hacia mí como loca desquiciada.

Los mandamientos de NathanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora