𝐑𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | "Un mundo sin reglas que amo, en el que quiero y necesito permanecer".
Una extraña bebida adictiva, personas que bailan como marionetas controladas por un mismo ser. Un submundo sin normas, una casa de origen desconocido y una sa...
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"Oddinary"
La vida de Ahn Aerum siempre había sido ordinaria a ojos de los demás. Pero para ella, esa palabra llevaba una connotación negativa. Un significado oculto que solo ella y sus más cercanos conocían. Seongmin, su madre, y Minhee.
Tres personas contadas habían estado para ella en cualquier circunstancia. Tres personas sabían por lo que pasó, pero ni siquiera eso bastó para que ella se sintiera comprendida en su vida. Solo ella era dueña de sus sentimientos y los conocía como la palma de su mano, aunque a veces se le escaparan, porque por mucho que supiera cómo se sentía, no podía controlarlo.
Aerum se vio envuelta en la espiral amarga de la opinión social. En querer encajar en los estándares de todo el mundo y dejar ir lo que ella amaba solo por alguien más.
En ese momento no comprendía que, para encajar, y "ser como los demás" había que renunciar a las pasiones de uno y ser esclavo de una gran mayoría de idiotas.
Le gustaba lo paranormal, ese mundo le fascinaba. Jugaba a la ouija, paseaba por lugares abandonados y tenía un grupo de gente conocida en internet con quien hacía exploraciones. Para la gente de su instituto siempre fue diferente. Para ellos era una loca, incluso la llegaron a llamar psicópata, enfermiza.
Por ese entonces Aerum no sabía que nadie podía ser igual. Se dejó llevar por las burlas, por la ignorancia y el poder que imponían quienes, día tras día, le atormentaban. Creyó que nadie era como ella a excepción de ese grupo de personas que ni siquiera estaban con ella en el instituto.
Solo estaba Minhee. Esa amistad de acero inoxidable o, mejor dicho, inolvidable. Siempre fue su amigo desde que eran pequeños. La conocía tan bien como ella se conocía a sí misma, solo que nunca supo con certeza lo que a veces pasaba por la pequeña cabeza de Aerum. Si lo hubiera sabido, lo habría parado.
Ella seguía convenciéndose de que su vida era normal, de que no era diferente a nadie por tener problemas, sino porque le gustaban cosas que "no eran corrientes entre la gente de su edad". De que solo tenía que ser común para hacer feliz al resto, olvidándose de ser feliz ella.
Lo intentó. Intentó por todos los medios hacerse conocer como una persona totalmente nueva. Un día como cualquier otro, cambió.
No se alejó de Minhee, pues él era popular, pero fue él quien vio más que nadie que Aerum no era la misma. En el instituto seis horas cada mañana, en los bailes, en las fiestas, en todo se hacía pasar por otra persona. Vestía diferente, más colorida, tal vez. Su actitud era a veces grotesca y extravagante. Criticaba a todo el que veía un tanto distinto, tal y como se lo hicieron a ella, hasta conseguir la aceptación del resto. Los criticaba, pues ese era el fruto de rencores, de gustos no permitidos, de ser distinta y querer encajar sabiendo que no la dejaban ser. No era lo suficientemente fuerte como para soportarlo, y ver que había personas que se salían del patrón y aún así ignoraban las burlas le hacía sentirse celosa.
