| Capítulo 23 parte 2 |

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7 de Julio de 2022

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7 de Julio de 2022

—¿Por qué le has dicho eso a mi madre? —le pregunté mientras nos adentrábamos cada vez más en el enorme gimnasio del instituto, ahora ambientado y decorado para la ocasión. Fuimos hasta donde estaba la mesa de dulces y bebidas, claro que Sunghoon no agarró nada—. Lo de dormir en tu casa, digo.
—Ah, ¿es que no quieres? Pensaba que sería el momento perfecto después de una ajetreada noche de baile, risas... —ladeó la cabeza fingiendo un puchero. Yo sonreí negando.
—No me refería a eso.
—Lo sé. —sonrió pícaro—. Bueno, es que ahora que va a ser mi suegra... tendré que empezar a tener modales y ganarme su cariño avisándole de que su hija va a estar conmigo.

Otra vez con lo de "su suegra"... no sabía qué le veía de atractivo a esa oración, probablemente la insistencia en ello y el saber que no tenía ni una pizca de vergüenza en mostrarse totalmente interesado en estar conmigo de forma oficial.
Pero ¿qué sentía él, y qué sentía yo?
Y lo más importante, algo que no podía dejar pasar... Sunoo.
No sabía dónde se encontraba, la última vez que lo vi estaba aún consternado por vernos a Sunghoon y a mí tan pegados y cariñosos, por ver que él había tomado la iniciativa en invitarme antes que él y que yo había aceptado. Después de eso se alejó del grupo una vez entramos al gimnasio, y más tarde Sunghoon y yo fuimos por libre. Jungwon y Jake ya se habían acercado a la pista de baile.

Tomé un vaso de ponche y le di un sorbo, el cual inmediatamente devolví al vaso sintiéndome extraña.
Eso ya no era a lo que estaba acostumbrada.
No era... sangre. Tan solo era una mezcla de ingredientes y ron que ya no me gustaba.
Sunghoon soltó una risita a mi lado y lo miré de mala gana.

—¿Sabes dónde está Sunoo? —pregunté. Él negó.

Suspiré y dejé el vaso con aquel líquido naranja rojizo y desagradable en la mesa de donde lo cogí. Enrollé mi brazo con el de Sunghoon de nuevo y seguimos caminando mientras hablábamos de cualquier cosa.

Una canción comenzó a sonar en la pista de baile, una balada que no animaba a ninguno de nosotros a acercarse. Sin embargo, pronto la quitaron y pusieron una más movida titulada "Fancy", una tan famosa que era, prácticamente, un himno nacional. Fui yo quien tomó la iniciativa y arrastré a Sunghoon hasta la multitud de gente, que se comportaba de manera muy distinta a las personas que estaba en casa de los seis chicos.
Aquella era otra incógnita sin resolver.

Empecé a bailar la coreografía original de la canción frente a Sunghoon, él solo se reía e intentaba seguirme el ritmo, sin saberse el baile original. La imagen era realmente tierna, pues hacía el intento de moverse, pero no daba ni un paso y se quedaba a medias de la mayoría, intentando entender lo que yo hacía.

—¿De verdad no te sabes el baile? —pregunté alto para que me escuchara. Él rió y negó.

De un momento a otro decidió ser, de nuevo, el que pusiera nervioso al otro. Tomó mi cintura en un golpe de atrevimiento y me apegó a él en medio de toda la gente.
Por alguna razón aquel momento fue mucho más especial que cualquier otro hasta la fecha. La música romántica y alegre de fondo, siendo cada vez más opacada por el brillo de su sonrisa, que no me dejaba concentrarme. La multitud de gente a nuestro alrededor se disipaba y salía de mi campo de visión. Todas y cada una de las personas se volvían borrosas e insignificantes para mí gracias al rostro de Sunghoon tan cerca del mío, admirándonos el uno al otro. Sus manos aferradas como nunca a mi cintura y mis dedos entrelazados con su cabellera negra como el azabache.

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