𝐑𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | "Un mundo sin reglas que amo, en el que quiero y necesito permanecer".
Una extraña bebida adictiva, personas que bailan como marionetas controladas por un mismo ser. Un submundo sin normas, una casa de origen desconocido y una sa...
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⚠️ Contenido sexualmente explícito
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14 de Junio de 2022
"Mamá y yo hemos salido a comprar algo". Esas eran todas las palabras que necesitaba por parte de Seongmin, a través del teléfono, para esbozar una sonrisa. "Dile que llegaré tarde, voy a salir", le dije, antes de que él asintiera y colgara.
No sabía exactamente a qué hora empezaría la fiesta de mis escandalosos vecinos. Siempre que iba por mi cuenta, esperaba a escuchar la música que los delataba, pero en ese momento tenía que esperar a que Sunghoon apareciera por alguna parte, tocando al timbre o tirando piedras a la ventana.
Sabía a lo que venía, a tener un momento a solas conmigo antes de adentrarme en la multitud de gente con olor a alcohol, y sus amigos, entre los cuales había dos un tanto competitivos. Yo estaba completamente cómoda con aquello. Yo misma acepté y lo esperaba con ansias. Me di cuenta de que era algo celoso y buscaba siempre la soledad, y de alguna manera imponía lo suficiente al resto como para que acabaran confesando que yo les gustaba o lo que habían hecho conmigo.
Me encendía pensar en Sunoo contándole a Sunghoon lo que pasó en medio de la fiesta, fingiendo arrepentimiento y soltando lágrimas falsas, así como también me excitaba imaginar a Sunghoon molesto con los brazos cruzados y tratando de controlar sus celos al saber que yo no era suya. Y además, imaginaba fantaseando a Heeseung confesando algún tipo de atracción hacia mí que ni yo misma sabía de dónde salía. En algún momento él empezó a gustarme y ahora lo veía demasiado caliente. Tanto, que no podía soportarlo.
Tras haber probado un mínimo de lo que podía llegar a hacer con Sunghoon, me veía constantemente necesitada de ello sin importarme que no hubiera pasado tanto tiempo. Ypor eso, cuando el timbre de mi casa resonó en mi cuarto y la planta baja, fui corriendo escaleras abajo a abrir la puerta.
Sunghoon ya estaba vestido con sus vaqueros negros y rotos y una camiseta sencilla blanca, de manga corta y con unas letras en inglés escritas en medio. Ni siquiera las leí. Solo pensaba en quitársela.
