| Capítulo 4 parte 1 |

2.5K 266 251
                                    

8 de Mayo de 2022

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

8 de Mayo de 2022

El camino desde nuestro pequeño rincón apartado y cómodo en el patio, hasta la cafetería, últimamente era tenebroso. Pasaba preguntándome si aparecería Sunoo de la nada como la última vez, pues quién sabe si me estaba esperando ahí mismo, y haría de las suyas.

Solía ir sola, como de costumbre, porque lo normal no era que apareciera un chico a elogiar mis pechos, y no sabía cómo decirle a mis amigos que aquello pasó. Se pondrían demasiado sobreprotectores y, aunque no era algo común, Sunoo no parecía peligroso. Aunque, definitivamente, no estaba cuerdo.

Y, de nuevo, justo cuando creía que iba a llegar sin correr riesgo, sentí dos manos tocarme, una en cada pecho.

—Ay, Aerum, cada día parecen más grandes... —dijo con voz soñadora.
—¿Qué dices?

Intenté evitar reírme, y quise separarlo, pero los agarraba como si se le fuera la vida en ello.
Sunoo se encontraba frente a mí de un momento a otro, y no solo mantenía un agarre firme, sino que también los miraba.

—¿Por qué sonríes? —preguntó—. ¿Puedo hacerlo más seguido?
—Sonrío porque esto me da risa.
—Así que te pongo nerviosa...
—¿Qué?

Sunoo se inclinó hacia mi rostro.
—¿No crees que sería buena idea dejarme dormir en ellos?
—Eh...
—Ayer estuviste en mi casa, pero me dio vergüenza acercarme a hablarte —confesó, evitando ahora mi mirada. Tenía que admitir, muy a mi pesar, que se veía tierno de esa forma. Sus mejillas estaban levemente sonrojadas y sus ojos se desviaban hacia donde aún tenía las manos. Parecía un enfermo obsesionado, pero eso no le quitaba lo adorable—. Sunghoon robó toda tu atención, y también conociste a Jungwon. ¿Me equivoco?
—No, no te equivocas. —cuidadosamente, fui echándome hacia atrás intentando que dejara de tocarme, pero frunció el ceño—. Oye, soy talla media, tampoco es para tanto.

Rió. Se limitó a reír.
—¡Son perfectas, no digas que no!
—Yo no he dicho que no sean perfectas...

De pronto, otra mano se hizo presente en mi cuerpo, esta más tímida, o respetuosa tal vez. Quien la manejaba era menos descarado, o eso parecía.

Me giré, y vi a alguien que aún no conocía, un chico muy alto de cabellos negros. También llevaba un piercing en el labio.

—Déjala, Sunoo. Tienes un problema serio. —su mano seguía en mi hombro, pero la quitó poco a poco cuando Sunoo se mostró obediente y retiró sus manos de mis pechos—. Gracias.
—Aguafiestas.

Cuando fui a girarme para decirle algo al chico de cabellos rubios, ya no estaba ahí. Lo vi irse entre los árboles del lado derecho.

𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora