| Capítulo 26 |

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20 de Julio de 2022

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20 de Julio de 2022

Sunghoon se apoyó en mis piernas y ascendió haciendo presión con sus manos en mis muslos, hasta llegar a mis labios desde el suelo y dejar un apasionado beso. Su lengua rozó la mía y eso fue lo más inocente que ocurrió antes de que las entrelazara y comenzara una danza entre ellas. Mordió mi labio inferior  y yo atrapé el suyo entre mis dientes. Dejé pequeños besos en este y raptó de nuevo mis labios.
Nos separamos dejando un hilo de saliva entre ambos, el cual recogió rápidamente para así dejar un último pequeño beso. Bajé la vista y vi que había rasgado mis medias con la presión de sus manos.

—Lo siento —dijo con aires de superioridad y una sonrisa traviesa de oreja a oreja, mostrando muy poco arrepentimiento.

Me hice a un lado en el colchón y el pelinegro tomó asiento a mi lado. Agarró mi cuerpo en peso y me acostó un poco más hacia atrás, empezando a caminar hasta mí. Se posicionó encima apoyado en la cama con sus antebrazos, uno a cada lado de mi rostro. Dejó un beso en mi mejilla, otro en la punta de mi nariz. Descenció cuidadosamente hasta mi cuello y succionó el área, intercalando aquello con besos y dulces caricias con la punta de su lengua.

De repente ambos escuchamos dos golpes en la puerta, que hicieron a Sunghoon resoplar y a mí fruncir el ceño.

—¡Ahora no! —gritó, pero la puerta se abrió igualmente, dejándonos ver a Sunoo. Ambos tranquilizamos nuestra expresión cuando vimos que solo se trataba de él y no de ninguno de los demás.

Cerró tras de sí y se apoyó en la puerta, ignorando lo que estaba viendo, la posición comprometedora en la que estábamos Sunghoon y yo —lo cual, en cierto modo, tenía sentido, porque había estado presente en cosas mucho más íntimas— y miró con preocupación al pelinegro sobre mí.

—Algo va mal —pronunció, dejándome a mí confusa y a Sunghoon curioso. Observé su rostro  ahora él también parecía estar preocupado y yo no tenía ningún tipo de pista de lo que sucedía. Tampoco creía que me lo fueran a contar.
—¿Va todo bien? —le pregunté a ambos, Sunoo negó y le hizo un ademán a Sunghoon para que le siguiera.
—Espérame aquí, Aerum. —Sunghoon dejó un corto y apresurado beso en mi mejilla y se incorporó, se puso los zapatos a la típica velocidad de un vampiro y le siguió.
—Abajo —musitó Sunoo cerca de él, pero pude llegar a oírlo.

Sunghoon asintió, pareció entender perfectamente a qué se refería, mientras que yo podía hacerme una ligera de idea de a dónde tenía que ir Sunghoon, pero no por qué. El chico desapareció dejando un rastro casi invisible de humo negro y Sunoo suspiró negando con la cabeza.
Su rostro de preocupación no se desvanecía, pero antes de irse en un abrir y cerrar de ojos con Sunghoon, y suponía que con el resto, se aproximó a mí. Me senté sobre las sábanas blancas de Sunghoon con las piernas cruzadas, curiosa.

—Enseguida venimos —se incluyó en lo que estaba ocurriendo, lo cual me sacó una sonrisa, y asentí. Me besó, lamiendo mi labio inferior y humedeciendo los suyos antes de apoyar ambas manos en la cama, una a cada lado de mis caderas, para así intensificar el beso. Nuestras lenguas chocaron y mordí su labio mientras se separaba, ganándome un suspiro de su parte.

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