| Capítulo 4 parte 2 |

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8 de Mayo de 2022

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8 de Mayo de 2022

—Dime, ¿qué edad tienes? —me preguntó Sunghoon mientras subíamos las escaleras. La música se iba haciendo más fácil de soportar a medida que nos alejábamos de esa planta, y podía escucharle perfectamente.
—Diecinueve. Cumplo veinte a finales de año —expliqué.
—Yo también. —me dijo, y no pude ver su sonrisa porque miraba fijamente a las escaleras que subía, algo incómoda, pero por su tono algo más imaginado pude imaginar su sonrisa, que por lo poco que la mostró, pude ver que era muy bonita.

Continuamos subiendo hasta que visualizamos el piso de arriba, y Sunghoon se adelantó para guiarme. Comenzó a caminar, y yo trataba de ignorar los sonidos que parecían típicos de esa planta, de gente afectada por el alcohol haciendo cosas sin vergüenza alguna por ser escuchados. Aunque, probablemente, no todos iban con demasiadas copas encima.

Empezó a guiarme por la casa, y ahora que estaba todo despejado y arreglado parecía incluso más inmensa. Me sabía el camino a las habitaciones, aunque eso él no debía saberlo, por eso hice como si admirara la amplitud del lugar mientras andaba detrás suya.

—¿Cómo te llevas con los chicos?
—Solo he hablado mucho con Sunoo. Bueno, y con Jay...
—No parece que sea tu compañero de mesa favorito —dedujo, y estaba en lo cierto. Era un tanto molesto, se hacía el divertido, pero llegaba a ser pesado—. Entiendo que te quité a tu amigo, tampoco te creas que es muy entretenido.
—Él opina lo mismo de ti —contraataqué en defensa de Minhee.

Escuché una risa amarga y corta de su parte.
Se quedó quieto frente a una puerta y la abrió, haciéndose a un lado para dejarme pasar. Cuando lo hice, los vi a todos sentados, divididos en dos sofás. En uno estaban Jungwon y Sunoo, y en otro Jay, Heeseung y el chico que lo hacía todo bien en clase.

—Hola... —hice una reverencia corta, todo lo que mi vestido me permitía, y me quedé ahí en medio sin saber qué hacer ni a dónde ir.

Sunghoon fue y se sentó junto a Sunoo, pero en ese momento él se levantó y vino directamente hacia mí.

No sabía qué me parecía tan gracioso o tierno de esa situación que ya se estaba repitiendo por tercera vez, pero sabía a lo que venía. Puse mis manos sobre mis pechos, y aunque podía parecer raro, sirvió para que no los tocara y se quedara mirando con frustración.

—Oh, vamos... —cuidadosamente, agarró mi mentón. Subió mi rostro para que lo mirara y tragué saliva—. ¿Y si me dejas que los toque? —fingió un sollozo.
—Estás obsesionado.
—¿Y no te parece razonable? Es que mírate... —hizo un puchero—. Oye, por casualidad, no serás mayor que yo...
—¡Sunoo! —gritó Heeseung.

Sunoo fue a ignorarlo, pero en ese momento una figura más alta se hizo presente tras él. Autoritario, Sunghoon lo miraba fulminante, con suficiente poder como para hacer que Sunoo se alejara de inmediato.
Tenía que admitirlo, aquello me dejó un poco expectante.

—Creo que todos la conocéis. Ella es Aerum. —me presentó ante el resto.
—Hola otra vez.
—Hola, Aerum... —pronunció mi nombre con interés, el que hablaba bien inglés y, como siempre hacía, se relamió el labio inferior y analizó todo mi cuerpo con detenimiento.

Su postura era burlesca. Estaba con los brazos extendidos en el respaldo tras él, y las piernas cruzadas. A su lado, Heeseung se sentaba con estas completamente abiertas y lo miraba con cierto asco.

—Estáis todos fatal —interrumpió la mirada de Jake, Jungwon.

Él no hizo caso, y vino hacia mí tal y como lo había hecho Sunoo minutos atrás.
Pensé que Sunghoon actuaría, pero se quedó mirando a mi lado con los brazos cruzados. Veía en sus pálidas mejillas que jugaba con su lengua dentro de su boca, y apretaba la mandíbula, analizando cada acción del chico.

Él, por su parte, no solo se acercó, sino que trató de mantener contacto de otra forma. Me agarró suavemente la mano y la besó con delicadeza antes de sonreírme.
Normalmente eso no me pasaba, pero me quedé embelesada ante aquello. Fue mucho más romántico de lo que él parecía ser.

—Soy Shim Jaeyun. Jake para ti. —se mordió el labio—. Es un placer que por fin hayas aparecido por aquí.
—Ya vale. —Sunghoon lo empujó un poco para que se alejara, y Jake lo entendió y se marchó.

Yo solo pude sonreír, porque seguía alucinada, ardiendo por dentro y sintiendo una especie de emoción al ver la cara de rabia poco disimulada de Sunoo.

—Aerum, ¿no tenías algo importante que hacer mañana? Ya te has presentado como querías. Puedes volver a casa. —Sunghoon volvió a acercarse y sonrió, pero falsamente, y con toda la intención además.
—Eh... —analicé su rostro. Lo cierto es que lo mejor para mí era volver antes—. Sí.
—¿Quieres que te acompañe?

Ante aquello, no podía hacer más que aceptar. Asentí, y Sunghoon comenzó a caminar hacia la puerta para volver al pasillo.
Antes de seguirle, me giré y me despedí con una reverencia. A Jake le sonreí, y a Sunoo le hice un ademán con la mano, que hizo que el chico estallara de lo que pareció felicidad, y sonrió y lo correspondió con euforia.
Era muy adorable.
Así, fui tras Sunghoon.

Me llevé una impresión de los chicos que no sabía cómo interpretar. Eran raros, mucho. Los chicos más extraños y recónditos que había visto, y seguían pareciéndome idiotas. Pero... tenían algo.

Seguí al pelinegro por toda la casa hasta que salimos, y continuó andando a mi lado como si nada.
No estaba segura de si quería que supiera dónde vivía, pero probablemente ya lo hacía. Ni siquiera sabía cómo todos conocían mi nombre, pero no me molestaría en adivinarlo.

Él mantenía sus manos metidas en los bolsillos de su chaqueta de cuero negra, y yo andaba en silencio y mirando el bajo de mi vestido, sin saber a dónde mirar.

—Deberías de venir más —dijo de repente. Estábamos casi en la puerta de casa.
—Eso decís todo el rato. —reí un poco—. Aún me parecéis unos irresponsables, eh.

Rodó los ojos divertido.
—Hasta otro momento.

...

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