𝐑𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | "Un mundo sin reglas que amo, en el que quiero y necesito permanecer".
Una extraña bebida adictiva, personas que bailan como marionetas controladas por un mismo ser. Un submundo sin normas, una casa de origen desconocido y una sa...
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1 de Julio de 2022
—No... la verdad es que —se me escapó una pequeña risa en medio de la frase, un tanto amarga— no tengo intención ninguna de reconciliarme con Jay. —Pero... según tú, Sunghoon te dijo que es así por algo que le pasó. Tal vez... —Sullyoon —Seongmin la interrumpió, justo antes de que me dijera, probablemente, que le diera una oportunidad o que lo excusara—, Aerum no va a cambiar de opinión. Mejor dejarlo así. —Mi hermanito me conoce. —le sonreí. Seongmin me devolvió la sonrisa con ese orgullo de hermano pequeño que tanto adoraba en él. En su bonito rostro, con esa sonrisa tan tierna que tenía. Sullyoon lo miraba embelesada.
Minhee y yo intercambiamos miradas alzando las cejas. En ese momento, noté dos manos justo donde no quería notarlas estando frente a mis amigos. Me sobresalté y me separé de inmediato, levantándome también de golpe.
Me giré y vi, claramente, a Sunoo, con una sonrisa de oreja a oreja repleta de orgullo que parecía imposible de quitar. Orgullo solamente por haberme tocado los pechos, lo cual me hacía sentirme un tanto halagada. Debía de ignorar lo raro que era Sunoo. De hecho, me había acostumbrado a hacerlo.
Me volví hacia mis amigos de nuevo. Minhee y Sullyoon no llegaron a ver lo que pasó, pero Seongmin lo miró fusilándolo con la mirada. Eran compañeros de clase, así que le quité importancia. "Que lo resuelvan ellos", pensé primero. Luego me di cuenta de que Sunoo podría empeorarlo todo con sus palabras llenas de orgullo, afirmándole a Seongmin que tenía esa especie de relación extraña con su hermana, que se basaba en tocarla, estuviera donde estuviera.
Decidí intervenir. —Seongmin, hablamos en casa —le dije. Me giré hacia Sunoo—. Y tú... —le pegué al pecho mi mochila— contrólate.
Sunoo sonrió con satisfacción. Era increíble. —¿Te gusta ser denigrado, o algo así? —susurré en su oído mientras me alejaba a su lado, pasando un brazo por detrás de sus hombros. —Si es por ti... —puso un tono soñador.
"No te puede gustar eso, Aerum" me repetí consciente de lo que estaba pensando. —Así que ser denigrado, eh... —musité. —¿A dónde vamos? —puso su mano en mi cintura. —Sunoo, esto se puede malinterpretar. —le señalé su brazo enrollado en mi cuerpo, lo que me hizo bajar mi brazo de sus anchos hombros al haberme estremecido. Se lo dije mirándole a los ojos. Me devolvió una mirada inocente, de cordero. Sus ojos brillaban en aquel marrón miel y era imposible negarse a ellos.
Pero sus palabras me sorprendieron: —¿Y qué? —sonrió—. ¿Te importa tanto lo que piensen los demás en base a lo que ven? —agachó su rostro hacia el mío—. Además... ¿malinterpretar qué? Yo creía que te gustaba.
Tragué saliva de forma instantánea, deduje que para prevenir ahogarme con ella al escuchar aquello. "Yo creía que te gustaba". Me pedí a mí misma no ceder ante aquella faceta que no conocía de Sunoo. Ante su rostro serio y sereno, su expresión indescifrable pero lujuriosa. En sus ojos felinos lo veía, en la forma en la que estos me miraban despreocupados.
