𝐑𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | "Un mundo sin reglas que amo, en el que quiero y necesito permanecer".
Una extraña bebida adictiva, personas que bailan como marionetas controladas por un mismo ser. Un submundo sin normas, una casa de origen desconocido y una sa...
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5 de Mayo de 2022
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Desperté con la almohada a ambos lados de mi rostro, haciendo presión con las manos hacia mis oídos, y la única razón era la misma que la de la noche anterior; mis odiosos vecinos nuevos. Ni siquiera había logrado hablar con ellos por lo intimidantes y superiores que parecían creerse ser, y aún así ya podía asegurar que la inteligencia no reinaba en ellos, aunque uno en concreto se luciera en clase el día anterior.
No sabía su nombre, porque solía llevar los auriculares en clase escondidos bajo mi pelo, y no escuché ninguna de las veces que lo llamaron. Solo paré la música para oírlo hablar, notando que, efectivamente, se creía mucho mejor que el resto, y a saber por qué. Sus labios eran carnosos y su pelo azabache, eso era todo con lo que me quedé, porque la rabia que me provocaba su actitud chulesca no me permitía verlo más. Se mordía el labio incluso cuando estaba contestando a las preguntas de clase, y se relamía este hasta mientras escribía en la pizarra. Y lo peor, es que todo lo hacía bien. Sobre todo en las clases de inglés.
La fiesta de la noche anterior fue más ruidosa, si cabía, y con algo de rabia me levanté y comencé a vestirme con el uniforme para evitar pensar en ello.
Así, bajé a desayunar, quejándome por dentro (y por fuera) de mis deberes que aún no había hecho, y que eran para esa misma mañana, a última hora.
-Ay, mamá... -deslicé mi mano por la mesa mientras ella servía el desayuno, y yo me dejaba caer en mi silla-, tengo que hacer un texto argumentativo y uno expositivo... -¿Y eso qué es? -preguntó. -No tengo ni idea.
Mi madre se rió. -A ver, llora un poquito. -alzó una ceja, burlesca, y yo me limité a mirarle mal. -¿Tú no sabes lo que es? -¿Me ves con pinta de haber sacado buenas notas cuando estudiaba?
Revisé a mi madre, y la verdad es que conociéndola, no lo creía posible.
Seongmin llegó de su cuarto, y se sentó a mi lado mientras me observaba. -Vaya pelos. -Tú no te quedas corto, anda a peinarte -le ordenó mi madre.
...
Tras el camino lleno de discusiones absurdas con Seongmin, él se fue por su lado a su clase y yo por el mío a la mía. Íbamos a clases distintas al ser él un año menor, y la verdad es que a veces no se le notaba. Parecía el mayor, no solo porque era más alto, sino porque frente a otros actuaba serio para parecerlo a propósito.
Entré a la clase, y ahí estaba ya Minhee, con cara de pocos amigos. Cuando quise preguntar, me di cuenta de que mi asiento no estaba libre, sino que a su lado había otro chico, parecido a él, de cabellos también negros, labios carnosos y una mirada muy diferente a la del resto, que no sonreía, y se limitaba a mirarme.
