𝐑𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | "Un mundo sin reglas que amo, en el que quiero y necesito permanecer".
Una extraña bebida adictiva, personas que bailan como marionetas controladas por un mismo ser. Un submundo sin normas, una casa de origen desconocido y una sa...
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7 de Julio de 2022
—¿Hoy no era la fiesta de graduación para el último curso en la preparatoria? —me preguntó Seongmin. Estaba junto a él, Minhee y Sullyoon, los tres en mi cuarto. Llevaba un tiempo sin juntarme debidamente con mis amigos. Con mi hermano, por supuesto, convivía, pero aún así me notó algo distante.
Ahora me resultaba extraño estar junto a otras personas que no fueran mis seis vecinos recónditos e idiotas... pero que amaba, y cada vez con más razones. Principalmente porque ahora sabía que no eran seres humanos como tal, a lo cual no me resultaba fácil acostumbrarme. No podía revelarle a nadie sus identidades, y el simple hecho de saber que no eran como el resto de personas que me rodeaban lo complicaba todo mucho más.
Asentí ante la pregunta de Seongmin, entonces caí en algo que en ese momento era insignificante, pero que seguía añadiéndole más morbo a la situación. Ninguno de los chicos tenía mi edad, sino que, como sabía, tenían cientos de años, a excepción de Jungwon —aún debía preguntar por qué y qué tenía él de especial—, por lo tanto, ninguno tendría tampoco la misma edad, y aún así estaban todos distribuidos en los años de preparatoria.
—¿Vas a ir? —me preguntó Minhee.
Me encogí de hombros. Los chicos no me habían hablado de ello, pero podía suponer desde un inicio que Heeseung no iba a ir.
—Tal vez nuestros vecinos hagan su propia fiesta. —Seongmin rodó los ojos. Todos, incluso nuestra madre, nos habíamos acostumbrado ya a su música ruidosa, yo más que nadie porque me pasaba las noches allí, pero a algunos como mi hermano se les seguía haciendo molesto. —Lo dudo —respondí—. Yo creo que algunos sí irán.
En ese instante mi teléfono sonó, y aquel tono especial que solo a él le atribuí, tal y como le hice lo mismo a Sunoo, me hizo saber que era Sunghoon.
—Oh, tal vez sea tu príncipe azul invitándote al baile —bromeó Minhee. —¿Qué? —dejé el teléfono desbloqueado sin contestar al mensaje, mirándolo con dudas—. ¿Qué príncipe? —Oh, vamos, Sunghoon. —incluso Sullyoon, que parecía nunca meterse en ese tipo de cotilleos y se hacía la indiferente, había encontrado obvia mi relación que aún no estaba del todo establecida con Sunghoon.
Pero sus palabras resonaron en mi cabeza. "Pronto podré llamarla suegra".
Me acordé de cuando el pelinegro me llevó al hospital y rápidamente supe, por la forma de actuar de mi madre, que esta lo aceptaba y también lo veía como algo más para mí. Él ni siquiera intentaba disimularlo. Y entonces caí en que los desmayos, los dolores de cabeza y la deshidratación podían deberse a que estuve meses bebiendo sangre.
Suspiré e ignoré las palabras de mis amigos y mi hermano. Abrí el mensaje sin pensar que fuera algo de eso, mientras escuchaba sus burlas de fondo, las cuales dejaron de ser audibles para mí cuando leí la corta frase que Sunghoon me escribió.
