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(La imagen ni siquiera es Sarada pero es muy hermosa. Que bien se vería ella de ojos verdes). 

Lluvia cálida.

Partieron a pie, evitando el tren. La idea del viaje era salir, alejarse de la aldea, de lo mundano y revitalizarse. Sarada iba fuertemente sujeta de sus pocas pertenencias y de la mano de Mitsuki quién en silencio iba caminando junto a ella.

Ambos decidieron este viaje juntos para descubrir, para descubrirse. Sin embargo Sarada necesitaba saber algo ahora con extrema urgencia, ella quería saber porque también iba Mitsuki y porque con ella. Si bien no se sentía del todo bien, del todo completa, podía hacerlo sola, le dijo que la consideraba la mujer más fuerte que conocía, entonces ¿Por qué?

La necesidad de saber se estaba volviendo crucial y no estaba logrando pensar en nada más.

—Agradezco que quisieras acompañarme— admitió. No se trataba de debilidad, no lo necesitaba y aún así le gusto que estuviese dispuesto a ir con ella.

—Solo te impuse mi presencia—. Sarada ladeó el rostro, si eso era verdad.  

—Si no te hubiese querido cerca jamás habrías podido acercarte tanto— levantó sus manos sujetas. 

Mitsuki vio sus manos sujetas, él la tomaba naturalmente, no era un acto premeditado simplemente su cuerpo deseaba sujetar de alguna manera a Sarada y sin ningún significado profundo más allá de eso. Su mirada se clavo en sus manos ignorante hasta ahora, deseaba hacer cosas que no entendía. —¿Tienes algún problema con que tome de la mano?— Ahora que era consiente quería saber si había algún problema.

En vez de responderle se largo a reír, eso fue hilarante y tierno. 

El albino se sintió aturdido con el sonido de su risa. Volvió a insistir cuando se recupero —¿Puedo?

—Es demasiado tarde para preguntar— ella no le iba a dar las respuestas tan fácilmente. Le recordó que casi desde el comienzo de la creación del equipo siete Mitsuki estuvo tocándola, por diferentes motivos, muchas veces sin intención, muchas veces para protegerla, cuidarla o guiarla. —Debo decir que al principió no me gustaba nada. 

Claro que no, a que chica le gustaría que alguien que no conoces bien de pronto estiré sus extremidades y te envuelva en ellas, aunque en esas situaciones difícilmente pudo protestar. No tuvo la oportunidad.

—¿Es así?— En efecto recodó varias oportunidades y también recordó los regaños, sus insultos, su prepotencia y pedantería por ello. —No eras precisamente una chica fácil de tratar. 

Lo cierto es que con ensayo y error pronto aprendió que cosas hacer, cuando y cuales definitivamente jamás hacer, para mejor la dinámica y compatibilidad. Fue un largo trabajo de observar y probar. 

Sarada frunció el ceño y lo miró con una expresión tiesa y estirada. —¿Qué quieres decir?— ¿Cómo que no era fácil de tratar? ¿Tienes algún problema?

Mitsuki en vez de distanciarse se acercó lo suficiente a ella, a plena vista se podía ver sus diferencias de tamaños, altura, e inclusos sus manos, las Mitsuki envolvían por completo las manos de ellas. —No te enojes, es solo mi opinión de la primera impresión que tuve de ti. 

La Uchiha se tomo la frente para evitar esa mirada pesada y llena de interés, tan observador. —Tus comentarios no fueron los mejores para ese tiempo tampoco. No me caías bien. 

—Se bien que no te caía bien—. Sarada pensó que lo iba a desconcertar con sus palabras. —Fuiste muy clara con tu postura engreída y tu poca modestia, en señalarme como el seguidor de Boruto y un tipo sin iniciativa. 

Mi segunda opción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora