Los tiempos mejores.
Al final el hombre no pudo dejar morir a la extraña y degenerada mujer que sucumbió en el lago mientras se bañaba, la cargo a regañadientes hasta su refugio, uno de los cuantos que usaba para descansar cuando entrenaba. La cubrió con una manta porque la ropa de ella era ciertamente peligrosa de ver.
El rostro de ella sangraba todavía, aquella sangre fluía de sus ojos como lagrimas.
No hacía este acto porque quisiese salvar su vida, solo quería que ella viviera lo suficiente para explicarle porque sus ojos se volvieron rojos y tenían un extraño patrón en ellos, porque sencillamente era imposible que ella portará esos ojos.
No existía manera.
—Despierta pronto y no mueras— dijo con su voz molesta.
La dejó allí y luego se fue de la pequeña cabaña, debía volver por sus pertenencias al lago.
Se alejó de su hermano para alejarse de las cosas molestas, ahora tenía compañía indeseada de una mujer loca. Su cerebro aún no estaba seguro si quería esas respuestas, era mejor abandonarla y tener su tan ansiada tranquilidad.
No podía ser tan malo porque al menos la sacó del agua.
Mitsuki consiguió dinero como músico, unas cuantas piezas para comprar por si acaso lo necesitaba, pero ciertamente era mucho más fácil comer en esta época que en la época moderna, encontró un montón de cosas comestibles en su camino mientras buscaba pistas de Sarada.
—¿Has visto una mujer de cabello negro suelto y vestido rojo?—. Las personas que lo oían se burlaban de él.
—¡Estas buscando una princesa!
—Bueno si, pero no es eso a lo que me refiero— Mitsuki intentó explicar en el puesto del té. —Es una mujer alta, de esta estatura, fuerte y mandona— trato de dar más descripción pero los hombres seguían riéndose en su cara.
—Oye hombre, no sabemos nada de tu esposa fugitiva. Si ya huyó, debe estar en los brazos de otro hombre.
En vez de molestarse Mitsuki continuó insistiendo y colocó papeles con avisos de recompensas, dibujo el rostro de Sarada en ellos, moviéndose de un lado a otro buscando incansablemente en todos los lugares con habitantes. No tenía idea si estaban en el mismo año, tal vez llegó antes o llegó después y ya era demasiado tarde. Sarada podía desarrollar el rinnegan si tenía tiempo, existía esa posibilidad, o Sasuke podría venir por ella.
El Uchiha estaría desesperado por traer a su hija de regreso.
El castaño que recogió a Sarada fue a ver a la mujer luego de unos días de dejarla en la choza a su suerte, al entrar vio que ella seguía tumbada donde la dejo.
—Esta muerta— asumió.
Al acercarse notó que ella respiraba, la mujer estaba en un estado de inconsciencia. Uso su técnica para verificar, ella tenía una gran reserva de chakra en su cuerpo, además circulaba de forma eficiente en su cuerpo como si ello fuese consciente, el movimiento de ese chakra aceleraba su restauración, resignado e intrigado fue a por unos paños y algo de agua, iba a atender a su no invitada.
Cuido su fiebre y limpio la sangre de su rostro.
Asumió que era una mujer que escapó de su matrimonio fallido, pero estas por lo general huían junto a un hombre. Escapaban por amor o cuando cargaban con el fruto de otro hombre en sus vientres, verificó y ella no cargaba un hijo. Tal vez la razón era otra cosa.
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Mi segunda opción.
FanfictionEquipo Siete, grandes amigos desde la academia ninja. Después de crecer Sarada y Boruto comenzaron su noviazgo, todo bien hasta que las cosas entre ellos se estrellaron como despegaron sus sentimientos. El equipo se fracturó irremediablemente y Boru...