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No habían muchas fotografias de su padre en general en casa pero las pocas que habían eran de su versión adolescente y este chico era un ejemplar exacto de su aspecto fisico pero su personalidad era más explosiva, como más abiertamente huraño, extrovertido. Según su madre Sasuke solo era mordaz e intransigente cuando alguien le hablaba primero no como este. 

Su rostro estaba inexplicablemente rojo debido a la venguenza señalando a Sarada como si ella fuera la culpable de lo que acababa de pasar. 

—¡Esto es tu culpa! ¡Si no me hubieras confundido en primer lugar!— Gritó crispándose por completo como un erizo. 

No es nada tierno. Sarada suspiro y le golpeó la mano que la señalaba vulgarmente. —No señales, es de mala educación— le corrigió. —Justo ahora estaba teniendo una comida tranquila con el joven Izuna, si vas a molestar será mejor que regreses tras tus pasos y largues a entrenar a la aldea oculta. 

El tono autoritario y lleno de tranquilidad le dio un escalofrio a Madara, era muy diferente de la autoridad que proclamaba su padre, el lider del clan. Ella, esta mujer ya lucía y se sentía como un lider de clan y eso lo impresionó. Tragó grueso y en vez de estallar nuevamente se sentó en el suelo junto a su hermano en una postura más inclinada a la de un discípulo. 

Sarada lo ignoró. Esta ya era la segunda vez que se topaba con su padre en otra era. Mitsuki se iba a reir en su cara si se llegaba a enterar, esa serpiente o iba a dejarle pasar el deseo oculto por encontrarse con sus padres. Claramente de eso se trataba esta serie de "coincidencias". Suspiró —parece que estrañó más a mi padre de lo que puedo comprender. 

Izuna se echó una semilla a la boca y sonrió. Sabía que la señorita Sarada era increible, esa manera de manejar a su hermano mayor fue esplendida. —¿Comó era su padre?— Pensó naturalmente que estaba muerto. 

Los ojos de Sarada vieron a Madara y en silencio esa respuesta se resolvió sola. —No es "era", mi papá esta vivo, solo qué en otro lugar. Mi padre es un veterano de varias guerras, hasta ahora él es inbatible— se mostró orgullosa en cada una de sus palabras. Izuna miró a su hermano de reojo, la simple idea de ver a un hermano pero mayor casado y con hijos le resultó dificil de imaginar. Sarada se largo a reir —solo se ven exactamente igual, mi padre es diferente muy diferente, es en serio. Callado y muy serio, también no es muy comunicativo. 

Madara que ya se había puesto al corriente sacó pecho —pues claramente es un hombre atractivo. 

Sarada levantó el dedo —y no es presumido. Eso le daría mucha vergüenza— Izuna se largó a reir en la medida que su hermano enrojeció de nuevo. Ella buscó entre sus bolsillos, llevaba una foto vieja y arrugada de sus padres abrazados, foto que por si misma les sacó escondida. Extendió sus manos para mostrarle a los chicos que estaban sentados frente a ella. 

Los dos miraron la foto de los padres de la kunoichi frente a ellos pero los dos silbaron impresionados y no por el parecido del padre de Sarada con uno de ellos dos, más bien por la belleza de su madre. Madara abrió los ojos y con las mejillas rojas exclamó —yo también abandonaria el clan para irme con esa belleza ¿De qué clan es ella?

Sarada guardó la foto de inmediato recordando el apellido de soltera de su mamá pero no lo recordaba justo ahora. —¿De qué clan era mi mamá? No lo recuerdo, nunca la llamé así— se puso pensativa, abochornada por no recordar las raices de su propia madre. 

Los chicos esperaron a que recordara ya que estaban realmente interesados pero Sarada continuó pensando mientras masticaba y sacaba algunas bolas de arroz que repartió con ellos. Los tres masticaron sin hacer ruido en la cueva cuando la sombra de un hombre alto bloqueó la luz de la entrada, Mitsuki entró a pesar que los chicos reaccionaron instintivamente con posturas de defenza, el solo aspecto del albino los alteró y también el hecho que no se dejó predecir hasta que les acorralo. 

Mi segunda opción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora