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Charla de amigas.

Sarada se sentó con su mejor amiga a la mesa, mientras que la gran chica pedía una enorme cantidad de postres a viva voz. La Uchiha nunca dejaba de sorprenderse de la cantidad de dulces de Chouchou podía tragar. 

—Sarada, Sarada deberías pedir antes—. Ella asintió, en efecto. —Comer algo dulces te ayudará a sanar tus heridas y tu afligido corazón— sonrió confiable y gritó al tendedero. —¡Señor primero sirva a mi amiga!

—Una porción de dangos y dos de ohagi— dijo Sarada, una petición mucho más modesta que la de su amiga. 

—Una porción de dangos y dos de ohagi ¡En camino!— se animó el pastelero.

Chouchou la miró con una gran sonrisa —¡Hoy no te contengas! ¡Yo invito!—. Un hombre con su mandil blanco les sirvió el pedido a Sarada y una pequeña parte de lo que pidió a Chouchou. —Traiganle también un GRAN tazón de ochiruko, es para tratar su mal de amores.

Sarada rió por los nervios, su amiga se estaba tomando muy en serio su papel de doctora corazón. Ella solo quería salir un rato y despejarse. Entre bocado y bocado le contó como sucedieron las cosas, en verdad los dulces ayudaban a que no fuese tan deprimente y amargo, lo sucedido. 

—¡Bien quememos su casa!— Se levantó empuñando la cuchara con los ojos que arden. 

Sarada la tomo de los hombros y la sentó. Le dio una buena cucharada de ochiruko. —¿Mejor?— su amiga asintió —no estoy bien, es triste y me siento sola pero es lo mejor que pude hacer. En verdad no me arrepiento—. Dijo esto pero los primeros días no opinaba de esa manera. 

—¿Qué harás ahora? ¿Ya tienes a alguien en mente?

La Uchiha se sorprendió —No ¡Claro que no!

Chouchou sonrió como un gato y la vio con ojos brillantes, colocó su rostro entre sus manos —bueno Boruto no tardo en encontrar a alguien más— alzó el dedo —deberías de hacerlo, tal parece que un mal amor se resuelve con otro amor. 

Bufó con molestia —eso le funcionará a él. 

El indice de Chouchou se meció, negando —dime en verdad no te interesa nadie más. No seas cerrada de mente. 

—¡Es demasiado pronto!

Chouchou actuaba como si lo desaprobará. —No es suficiente dulce todavía. Necesitas algo más dulce.

—Estas diciendo tonterías... —Había comido tantos dulces que su estómago estaba muy resentido. Más tarde estaba la reunión con los chicos para jugar en casa de Mitsuki. 

—Insisto la solución es simple, encontrar un nuevo amor— le guiño el ojo desesperando aún más a su amiga. —Siempre te estas juntando con ese pedazo de bombón, porque no le das una oportunidad a ese albino ardiente. Si no lo tomas tú, vendrá alguien más astuta y te lo quitará.

—¡A callar!— enrojeció. Rodó los ojos, le incomodaba cuando comenzaba a hablar así de su amigo. Primero su padre, aunque eso era más habitual, que fantaseará con su papá pero ahora también con su amigo. —Bájale a la intensidad Chouchou. 

Se tomo la frente y trato de evitarse sonrojarse más pero Chouchou continuó restregándoselo por el rostro. —Haz visto esa sonrisa, tiene unos dientes puntiagudos, blancos supremos en ese precioso y armónico rostro adusto. Es bastante extraño verlo sonreír pero gracias a ti Sarada, he hecho mis sueños realidad y lo e visto sonreír verdaderamente. Sin embargo prefiero esos ojos afilados, medios gatunos, medios reptil, son dorados como los míos. Son tan hermosod e hipnotizantes... 

Mi segunda opción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora