Mi segunda opción.

26

Como si fuese casa. 

Una abundante comida cubrió la mesa, se sentaron sobre el tatami frente a Madara mirando los platillos de una variada comida completa y tradicional. 

Esto definitivamente le gustaria a mi padre. Sarada embozó una sonrisa. 

Al ver feliz  a Sarada y sin saber la razón Madara se contento, lo que sea algo estaba haciendo bien. —Oye chico, porque te ves más pequeño de lo que eres— lo había estado mirando con detenimiento. Este usaba la ropa ancha para verse más pequeño desgarbando la postura. Mitsuki no dijo nada pero estiró bien su espalda. —También no estas un poco delgado, ¿Estas a dieta? 

Mitsuki estaba acostumbrado que su "suegro real" se fijara en esas cosas cuando solo era el amigo de su hija. No sabía realmente si lo hacia porque era el hijo de su maestro o porque se fijaba seriamente y mostraba su preocupación de esa manera, por lo mismo se sintió extrañamente familiarizado. 

—No es tan por su culpa, verás antes de que llegaramos aquí y bueno antes cuando nos conocimos de antes estuvimos separados. Mitsuki encontro solo y me estuvo buscando por un tiempo— Madara lo miró extrañado. 

—¿Por qué se perdieron?— Preguntó y luego agregó —si es que puedo preguntar. 

Ellos se vieron entre ellos antes de responder, Sarada juntó sus manos —teniamos que encontrar tres objetivos pero no era más que una excusa para salirnos de la aldea. Por problemas personales nos fuimos y un Kage anterior nos ayudó con una tapadera y cuando estabamos tras el segundo objetivo este nos la jugó y usó una técnica espacio temporal— Sarada no reveló más detalles pero obviamente Madara iba a rellenar todos los espacios en blanco. 

—Sarada cayó primero y luego me enviaron a mi, entonces no coexistimos exactamente en el mismo dia— Mitsuki terminó de explicar. 

Madara estaba muy serio y frunció el ceño —pero sabes como "viajar" ¿No pudiste encontrarlo antes?

Sarada se mordió el labio —no podía. Despues pude conseguirlo. 

—Oh, entiendo. Entonces ¿Cuánto tiempo estuviste varado pasandola mal?— Era interesante, muy interesante. Hace un tiempo que un día cualquiera no podía disfrutarlo bien, desde que se murió su amigo para ser más concretos, su último consuelo. 

Mitsuki se lleno la boca para no hablar y prolongar el tiempo hasta que Sarada dijo, —dos años—. De pronto la comida le supo a pura mierda a Mitsuki. Ella sabia que era dos años más viejo, aquello que más le preocupaba. 

No le molestaba tanto el hecho que la buscó desesperadamente por dos años, que sintió que se le iba a la vida si no la encontraba en todo ese tiempo cuando por fin habia entendido lo que sentía por ella. 

Tragó el bolo sin sabor de su boca e hizo una mueca. 

—Dos años, es mucho tiempo para que ninguno de los dos no se enteresara en otra compañia. Quiere decir que su relación es mas sólida de lo que parece, pensé que solo eran mocosos extraviados en el tiempo escapando de casa por un capricho. 

Sarada le salto una vena de la frente —no nos escapamos porque nos enamorados. 

Madara sonrió —eso esta de moda, chicos que se enamoran entre familias enemigas y migran a otras aldeas y se casan en secreto. Pasa todo el tiempo.

Mitsuki se rio —yo pienso vivir hasta que me muera en Konoha, con mi familia. ¿De quien me voy a escapar con Sarada? ¿De Sasuke? En ta caso sería de Sakura, a ella le tengo más respeto pero creo que tengo una buena relación con ella ¿No?— Sarada asintió, ella también lo creía.