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Hasta pronto.

Sarada estaba leyendo el libro que le entregó Madara, Sasuke fue a ver que es lo que hacia. Por fin pudo relajarse un poco, Madara había salido muy temprano de la casa y no lo sentía ni remotamente cerca. 

Ella alzó la vista al ver a su padre tratando de leer lo que sostenía en sus manos con bastante disimulo. Despues de dos días de estar con un humor de perros lucía mucho mejor sin su competencia y rival del amor que no estaba a la vista.

—Esto, ah. Madara lo hizo para mi— dijo con una sonrisa de disculpas. 

Sasuke miró con odio hacia el frente, ese sujeto se había atrevido a tomarse demasiadas libertades con SU familia. —Si, ese imbécil. Parece que te agrada. 

—Papá, ¿A caso estas celoso?— ¿Su padre celoso?

Bufó, ¿Él celoso? ¿Yo? ¿Por qué habria que estarlo? Sarada estaba jugando a la casita feliz con el hijo bastardo de Orochimaru y teniendo como figura paterna a Madara Uchiha y encima ese grandisimo bastardo se le propuso a su esposa y codicio a TODA su familia sin ninguna excepción ¿Por qué estaria celoso? Qué ridiculez. 

Sarada vio como a su padre le saltaron todas la venas de la cara y el cuello. Ella resopló, si fue una pregunta absurda su padre estaba siendo tragado por las lenguas de fuego de los celos en este momento. 

—¿Dónde esta el odioso?— Preguntó al no verlo. La verdad es que Mitsuki era un bastardo difícil de detectar asi que tenía que depender unicamente de su visión para detectarlo. 

—Ah, Madara lo invitó muy temprano en la mañana a "bailar". Llevaba dias haciendolo y Mitsuki estaba negándose pero mamá le pidio el favor de ayudar a distraer a Madara porque sigue insinuandosele en cada oportunidad. Papá tienes que ser más agresivo, te van a robar a mamá en tus narices.

Sasuke se exaltó. —¿Qué?—, El cuestionamiento de su padre sonó como un ladrido furioso, nunca escuchó que este hablase en un tono tan alterado. 

Ella estrechó la vista —papá yo ya conversé con Madara pero esta convencido que mamá es su mujer destinada. Ya hice todo lo que pude, Mitsuki fue a entretenerlo porque aprecia mucho a mamá y no quiere verla complicada.

Sasuke se cruzó de brazos y la miró sin entender que es lo que le vio su hija a ese tipo —¿Qué hay de Boruto?—. Sarada alzó los hombros e hizo una mueca desinteresada, la mención de su nombre no le provocaba nada, ni desagrado ni agrado. —Entonces ¿Qué hay de Mitsuki?

Dijo su nombre ¡Puaj! Aunque sintió que le caería la lengua a pedazos. Vio como las mejillas se su hija se colorearon de un bonito carmín. Eso no le gusto, miró los árboles florecidos, no estaba listo para ser abuelo y padre de nuevo tampoco y mucho menos a la vez. Respiró hondo y exhaló. 

—¿Tanto lo quieres?— Sarada asintió. 

—Si— no sabía desde cuando comenzó pero cuando se dio cuenta fue cuando Mitsuki también se dio cuenta que estaba enamorado de ella, todo fue natural. Su mente y su cuerpo nunca mostraron oposición de este amor. 

—Solo existe una persona "especial" para toda nuestra vida. Ahora que serás madre tienes que decirle a tus hijos cuando estes en esta posición— le dijo tratando de ser comprensible pero ahora estaba rojo hasta las orejas. La vergüenza era demasiada en este punto. 

Decir aquello era admitir que si no fuese por Sakura, no habría habido otrá mujer en su vida justo ahora. La sola existencia de su esposa era asi de especial y divina. 

Sarada lo miró con ojos vacios, despues de vivir tanto tiempo en la ignorancia venía recién a decirle eso. Además sus hijos aun no nacían, se rehusaba a decirle algo como esto en el futuro, que vergonzoso —de que sirve tener una pareja desvergonzada si igual tengo que pasar por esta clase de vergüenza. Mitsuki les dirá— ¡Yo me rehuso!

Mi segunda opción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora