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Expectativa.

Temprano por la mañna Kawaki fue a beber café del mismo jarro de la cafetera y estaba engullendo cuando vio bajar al albino en pijama y devolvió el café escupiéndolo como una cascada. 

—Bleh. Guacala, ¿No conoces las camisas amigo?— Le gruñó estando en las misma condiciones.

El albino miró el café revuelto en la jarra —vas a lavar eso, tiene tu baba—. Justo cuando necesito café el puerco le mete el hocico.  

Kawaki tomó un poco pero como dijo el albino el café ya se habia estropeado y volvió a escupirlo, fue a vaciar la jarra y lavarlo. —Oye, no le dijiste a Sarada ¿Cierto?

—Se dio cuenta sola, de todas maneras había que decirle la razón de porque estas invadiendo su casa. 

Kawaki alzó los hombros. Bueno ya qué. —¿Su casa? Hasta donde sé es tu casa. Lo demás es expropiación. 

—Por el método que sea, es la casa de Sarada así que cuidado con tus palabras.

Asintió aunque de mala gana, no lo iba a juzgar porqué él lo haría de la misma manera en sus zapatos. —No había pensado lo de volver antes que nazca mi sobrina así que, tendré que solucionarlo todo rapidamente. 

 Colocó más agua y preparó la cafetera, Mitsuki estaba preparando algo para el desayuno cuando la puerta principal simplemente se abrió. La morena de cabello cobrizó llegó sonriente traía bolsa en las bolsas y llena de bolsas en ambos brazos, ella al verlos a los dos hombres en la cocina despeinados y sin camisa se mordió el labio inferior y cerró los ojos inhalando la sabrosura. 

—Asi es como todas mujeres debería de despertar por la mañana. Con una dosis alta de masculinidad— dijo mirándolos descaradamente como estos dos abandonaban la cocina cada quien de regreso a su habitación por más ropa. 

Sarada estaba bostezando cuando vio como Mitsuki se refugió en la habitación y se encerró en el baño. 

Ella estaba luchando por encontrar las pantuflas para sus pies a tientas porque no los veía debido a su enorme barriga. No duró demasiado porque Mitsuki salió del baño completamente vestido. Sarada lo vio e hizo un puchero ya que estaba acostumbrada que en casa el albino acampará con ropa ligera, era en el único lugar donde usaba ropa casual o solo usaba una pieza o tal vez dos de ropa. 

El albino le acercó las pantuflas y le dio la mano para que ella se afirmará. 

—El Octavo dice que apartir del próximo mes deberé quedarme en casa— esa era una pésima noticia para ella— una sentencia de muerte. 

—Entonces trabajaré hasta el siguiente mes también— agregó Mitsuki. No planeaba dejarla sola pudriendose en casa.

Sarada se respingo —un momento— ella fue a por su libreta de ahorros, si los dos estaban fuera del trabajo y no tenían ahorros suficientes no era nada censato. 

En cambió Mitsuki estaba tranquilo porque su situación economica le dejaba tomar esa clase de decisiones. Le entregó su libreta de ahorros —descuida—. Sarada vio porque estaba tan confiado, habia un ingreso constante de al menos tres ñaos de salario de misiones periodicas. 

—Esto nos servirá por unos meses— fue un poco dura con la proyección por qué los bebés son caros y en el caso de ellos; eran dos. —Tendremos que volver rápido al trabajo—. En ese momento Mitsuki sacó otra libreta donde esta su estado bancario "real", este documento nunca lo había visto Sarada y sus ojos se abrieron demasiado. 

Sarada se quedó sin palabras.

—Podemos encargarnos de los niños el tiempo que queramos y trabajar solamente para cambiar de ritmo— le aseguró. 

Mi segunda opción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora