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Ser novio es. 

Esa tarde debía reconocer que no lo pensó detenidamente pero se sintió hipócrita, siquiera había experimentado el amor, o el enamoramiento para estar dándole cátedra a Mitsuki. 

Después de todo si era una decisión ligera, tampoco esperaba que durará suficiente, iba a ponerle un alto pronto en lo que el rubio se aburriera. Solo iba a descubrir en sí misma y luego cortaría este dilema de una sola vez. Siendo novia de Boruto la iba a liberar de recibir sus confesiones cada semana. 

Aún así admiraba que fuese tan decidido y allí estaba llevándola impulsivamente a una cita, actuando como un novio de catálogo. Lindo, pensó. 

—¿Qué haremos el 25?

—Tengo planes ese día. No interfieras— le corto con una mirada asesina. 

Boruto se rezago, que podía ser más importante que estar con su nuevo novio. —Pero voy a preparar una sorpresa— intentó persuadirla. 

Observó su bella figura esbelta mecerse con su cabello largo, sedoso, hipnotizado por su elegancia no retrocedió, se ruborizo e intento calmar ese fruncido rostro lleno de molestias. Por que ella no sabía como quería, tampoco le parecía que había aceptado ser su novia porque estaba enamorada de él.

¿Qué pasaba? Soy un chico guapo ¿Por qué no se siente atraída?  Una gran inseguridad comenzó a crecer por la nulidad de indicios de afectos demostrado por su reciente novia. 

—Le vas a decir a tus padres que soy tu novio.

—No— a su padre no le iba a interesar y seguro su mamá iba a pedir que lo invitará a cenar para amenazarlo. Era mejor evitar esa cena a como de lugar. 

—¿Vendrás a cenar con mi familia?— Planeaba presentarla formalmente. 

—¿Cuándo?— Bueno los Uzumaki, no están mal y podré ver al séptimo. Se animo. 

—El 25— volvió a insistir. 

—Tengo planes— se tomo la frente con los dedos. No te alteres —es muy importante. Ya me comprometí con ese día. Elige otro día.

Las semanas comenzaron a pasar, el viento que cambiaban las estaciones, las atenciones de Boruto no cesaban, no se cansaba, dicen que el que sigue la consigue. Ser a la que persiguen no era grato al menos para Sarada, sin embargo y sin que así lo quisiera comenzó a esperar estas cosas, estas pequeñas atenciones, su corazón a los meses de recibir estos detalles comenzó a sentirse bailarín. 

La emoción de ser especial y querida comenzó a ser adictivo. 

Paseando de noche por la aldea, tomados de la mano, dedicándose tiempo luego de las misiones. Boruto era sumamente imaginativo siempre planeaba algo nuevo, la invitaba a toda clase de sitios, a acampar en el bosque, picnic. Como ahora sentados en frente de un fuego el cual tuvo que encender ella, Boruto no manejaba el elemento del fuego y después tantas horas tratando tercamente de encenderlo por si mismo, ella echo su aliento sobre la madera encendiendo el fuego. 

—Debiste dejármelo a mí.

No tú debiste dejármelo a mi desde el principio. —Esta helando, sabes no es sano lo que haces, hay momentos en los que debes rendirte. Todas las cosas tienen un tiempo de caducidad. 

Boruto ignoró las palabras de su novia. 

Ella hizo unos sellos y le mostró una técnica de manipulación de fuego, alzó sus cejas sonriente. —¿Qué te parece?

El rubio se impresionó. La habilidad de Sarada con el elemento fuego era innata. 

—¡Increíble! ¿Cuándo lo hiciste? ¿Cómo? 

Mi segunda opción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora