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Castigo.

—¡Menos mal que pódemos verlos!— Gritó Shikadai contentó de que por fin le levantaron la restricción a Mitsuki.

La aldea seguía en contrucción y sin Sarada y Mitsuki allí se sentio como si faltara mucha mano de obra.  

Chou se quejó —¡Tenian que ponerte en cuarentena con tu sensual albino!— La morena de los ojos dorados cobrizos hizo un berrinche de inmediato. —¡No es justo quiero que me castiguen encerrandome con un hombre guapo!— Agitó sus brazos exigiendo su penitencia.

Mitsuki evitó eso y fue directo donde los chicos, Kawaki lo agarró para doblarlo y molestarlo pero al hacerlo notó una gran diferenca de la ultima vez que estuvo en casa. —¿Qué mierda?

El albino se quitó el brazo un poco incomodo, —no digas nada—. Sonaba casi a suplica. 

—¡Te salieron bubis! ¿Ya te compraste un brasier?— Los chicos miraron al albino raro. Como siempre fue una rareza por lo que consideraron completamente posible aquello. 

Le dio una buena patada en las canillas para que se doblara en el suelo por imbécil —eres el único idiota que siempre me esta manoseado— murmuró medio molesto. 

Shikadai se rio nervioso —ya, ya. Tú deja de joderlo— el Nara vio como Kawaki seguía sobándose el golpe porque no habia sido nada más un golpecito de broma y de advertencia, le metió rencor. —Tienes un gusto raro por ir tocando a la gente sin su permiso— uso sus manos para protegerse ya que solia ser victima recurrente. 

El rubio pálido se largo a reir —antes estaba bien porque no conociamos la diferencia de que te toque la persona que te gusta. Quien podría preferir tu manoseo de gorila al manoseo al de una princesa como Sarada. 

El albino se quedó en silencio de hecho no se trataba de eso, solo estaba de los nervios porque Sarada y Madara estuvieron molestandolo que estaba demasiado delgado y luego al volver aquí pasó por los examenes de su padre quien lo critico, Tsunade lo regañó, Karin le trajo sin faltar un día un montón de comida con un rostro lleno de preocupación, Sakura lo puso a dieta y era realmente severa y las constantes miradas estudiandolo de Sarada cada dia, cada mañana, ya estaba harto. De hecho esta mañana apuñaló la bascula en la casa. 

Conoció el límite de su paciencia con algo que le era tan indiferente como el peso y la pariencia fisica e incluso algo más descabellado ser conciente de su apariencia deficiente. 

No quería saber de dietas, ni de balanzas y no quería que nadie volviese a hacerle un examén médico en un buen rato. 

Mejor no decía nada y dejaba que los demás especularan lo que quisieran. 

—Sarada me voy— le dijo ya que tenía algo que hacer. Sarada agitó su mano siendo abrazada por Chouchou, quien estaba celosa de compartir la atención de su amiga.

Kawaki intentó ponerse en pie —¿A dónde vas? Acabas de llegar. 

—¡A comprarme un brasier puto!— Mitsuki se fue de allí casi corriendo. 

El Nara se rio pero fue tras él, quería saber en que quedó la sanción de su padre. Despues de la desaparición del Séptimo, Naruto decidió darse de baja. Alegó que estaba demasiado viejo y le cedió su titulo a Shikamaru (quien tiene la misma edad que él), hasta que Sarada estuviese lista para dirgir. Todos estuvieron de acuerdo, de esa forma Naruto podría estar más con su familia, sus hijos y disfrutar de esas pequeñas cosas que se estaba perdiendo aunque al otro día del desastre el chakra de Kurama podía verse casi a toda hora en la aldea ya que estaba ayudando a reconstruir. 

Mitsuki camino por las calles despejadas rumbo a lo que quedaba del centro comercial que estaba funcionando. Shikadai que iba a un ritmo más lento siguiendolo para ver lo que hacía se extraño, despues de ser puesto en suspención no tendría que ir a visitar a su padre. 

Mi segunda opción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora