18

135 18 2
                                    

Capitulo: Cuando nos conocimos.

Como Sarada le propuso, Sakura luego de ayudar en la tienda del té de su padre, iba a su casa sin falta cada día. Sarada siempre la recibía con una gran sonrisa y expresaba lo contenta que hacía sentir su compañía, cada vez al verla, aunque le parecía que interrumpía, el músico y Sarada, la pariente de Indra, ese lado desconocido de su familia que ella no conocía estaban muy unidos, algo que notó más de una vez.

—Siento interrumpir— dijo como tantas veces ya. 

—No hay problema Sakura-san— Mitsuki no se veía ni molesto, ni ofendido, mucho menos reaccionaba hostil a su presencia al verla cada vez. 

Aunque no lo entendía del todo, cualquier hombre se enojaría de ver a una muchacha entrometiéndose cada día en su casa, interrumpiendo su "tiempo" de pareja, el tiempo de su preciada y bellisima esposa. El albino no se molestaba y les daba espacio a las dos para que hablaran cómodamente. 

A veces las acompañaba, o otras veces las dejaba solas y se iba a cualquier lugar volviendo cuando ella estaba por irse. 

Con Sarada estaba aprendiendo algo muy útil. 

La hermosa mujer de ojos negros que se volvían rojos en algunos momentos, al igual que su amado Indra, ella le enseñaba el flujo del chakra, el cual le elogiaba enormemente cada vez. Según ella era muy buena, realmente talentosa, le recordaba cuando Indra le enseñaba cuando aún eran niños, también la elogiaba, al parecer si había tal talento. La diferencia entre ambos era notable, Sarada explicaba detalladamente todo, con gran paciencia, no como Indra ahora, que en algún momento hubo una ruptura o así lo notó ella. Un cambio de mentalidad y de la actitud de este, torciéndose como su personalidad, le dijo que ella no necesitaba saber y que debía dejar de intentarlo tan repentinamente. 

—¿Vez? ¿Lo sientes?— Sarada puso sus manos encima de las suyas, podía sentir la energía cambiar. Le había pedido que cerrará los ojos, para enseñarle. —Abre los ojos lentamente. 

Al abrirlo los ojos vio ese brillo verdoso que salía de las manos de Sarada encima de sus propias manos. —Increíble. 

—No soy muy buena en esto, mi madre me enseño pero no tengo ese talento. 

Sakura no lo podía creer, sus manos que estaba un poco adoloridas por trabajar en la tienda fregando los platos en agua fría. Su dolor estaba desapareciendo. —Pero esto es increíble, si puedes hacerlo. 

—Eso parece a tus ojos pero no es así. Tú podrás hacerlo mucho mejor, estoy segura, te enseñaré lo poco que se y podrás seguir perfeccionando y aprendiendo por tu cuenta. Recuerda que esto será de mucha ayuda para Indra. 

La motivaba constantemente, la curiosidad, y las ansias por aprender ese arte que los hermanos aprendían cuando eran pequeños y que de pronto la apartaron. Sarada generosamente estaba brindándole ahora. 

Solo esperaba que la familiar de Indra cambiará de opinión de pronto.

—Cuando avances un poco más le diré a Mitsuki que te ayude un poco. 

—¿Lo dos saben esto?— Sus grandes jades se abrieron redondos.

—Bueno— miró si realmente estaban solas —de donde venimos hay un lugar en donde nos enseñan todas estas cosas, solo siguen especializándose los que les interesan y los que tienen talento verdadero. 

En su mente creo la imagen vivida de personas como estos amigos, reuniéndose en secreto, en un lugar dentro de las montañas, le resultó increíble y misterioso. —¿Hay gente muy hábil?— A ella realmente no le intrigaban pero a Indra le obsesionada convertirse en el mejor, el más poderoso y el más fuerte de entre todos. —Increíble— musitó. 

Mi segunda opción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora