Festival.
Sarada estornudo, tenía un ligero resfriado por quedarse con la ropa húmeda.
—Lo siento— Le dijo Mitsuki de inmediato, aceptaba la culpa por ello. Llevo las cosas a un punto demasiado incomodo para ellos.
—No, no lo sientes ¿Te gusto lo que viste anoche?— Le miró de reojo, severa.
—Si— admitió con prisa y con toda honestidad.
—Entonces no lo sientes— dio pisotones hasta que se le esfumo la vergüenza. Como podía decir algo semejante con esa cara de bobo.
Sarada tenía razón no sentía vergüenza, es más quería decir todo tipo de cosas para verla perder los estribos y que hiciera esas muecas, su rostro rojo lleno de incomodidad, verla caminar ofuscada y perturbada, era su deporte extremo preferido. Escondió una risa y persiguió sus pasos para igualar su velocidad —¿Qué? Dijiste que esas palabras carecían de sentido para ti ¿No?
—¿Quieres pelear?— Estaba a muy poco de agarrarlo del cuello. No iba a admitir que esas palabras viniendo de él, si tenía el suficiente peso.
—No, no me gusta pelearme contigo.
—Eso parece— miró al frente haciéndole un desprecio. —¿Cómo es el segundo objetivo?
Su mente en paz y la serenidad desarrollada hasta ahora ya le decía que era tiempo de volver, después de todo ella tenía un sueño, una meta por delante. Escapar no era un plan para siempre.
—¿Ya es hora?— No lo hacía feliz. Se acostumbro a tener a Sarada solo para él. Desde ahora poseía un egoísmo recién nacido.
Al volver las cosas serían como antes. La rutina hogareña, las misiones, el entrenamiento de Sarada para ser la siguiente Hokage, los asesoramientos. Las juntas con sus amigos, matar el rato en el bar con Shikada y Kawaki, o los fines de semana en su casa, las tardes de juego, volverían a eso. Eran buenos momentos pero no era lo mismo que tener la exclusividad de su compañía, ciertamente quería más, quería mucho más de su atención y si es que se presentaba la oportunidad un poco de su afecto.
Explicó en breve. —Es un ninja especializado en asesinato, mato a unos cuantos viejos en su antigua aldea antes de ser colocado en el libro bingo. Actualmente se le acreditan varios asesinatos por la guerra científica de armas ninjas.
Sarada asintió. —Hay que apurarnos con ese sujeto entonces, es un verdadero peligro publico.
En ese momento Mitsuki olfateó, se volteó olía muy bien a comida callejera el lugar por donde volteó. —¿Nos permitimos ir a un festival antes?
La Uchiha se sorprendió —es hora de apurarnos— ¿De dónde iba a sacar un festival en este lugar? Sabía que tenía grandes capacidades pero organizar un festival en medio de la nada, era demasiado.
—Solo un festival y ya— volvió a insistir, quería tener este tipo de entretención al menos antes de volver a la dura realidad. Que Sarada no sería jamás suya.
La Uchiha pensaba de Mitsuki que no era un ser antojadizo, no era egoísta, o codicioso y esta era una de las pocas veces que le pedía algo, lo que hacía que fuese más difícil rechazar cada vez que solicitaba algo.
—Esta bien— ordenó su cabello, su corazón comenzó a bailar en su pecho. Esto era como una cita o solo era su imaginación.
El albino paso el brazo por encima de los hombros de Sarada, atrayéndola y pegándola a su cuerpo, un gesto que fácilmente hacía con Boruto y en pocas oportunidades lo hizo con Sarada, estaba vez lo hizo solo con la intención de poder tenerla lo más cerca posible de él. Ella no se opuso, espero ansioso que la Uchiha le pusiese un alto a su acción. En cambio, Sarada alzó su mano hasta tomar la suya, la misma que la abrazaba y se junto más hacía él.

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Mi segunda opción.
FanfictionEquipo Siete, grandes amigos desde la academia ninja. Después de crecer Sarada y Boruto comenzaron su noviazgo, todo bien hasta que las cosas entre ellos se estrellaron como despegaron sus sentimientos. El equipo se fracturó irremediablemente y Boru...