la familia Halstead, compuesta por tres hermanos cada uno con metas diferentes. Había un médico, un policía y una agente federal. Los dos últimos eran inseparables pero por causa del destino se separan.
Habrán riñas familiares entre nuestros mellizo...
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–Te encuentras bien –le preguntó Jay apenas ingreso al auto para ir al bar
–Si. Solo, tal vez me siento mal de que a ella le haya esperado un final peor que el mío. Si no hubiese sido por el equipo quizás hubiese muerto como Nadia. –lo miró y luego bajó la mirada a sus manos
–Pero tu luchaste hermanita, se que Nadia también lucho todo lo que pudo hasta que ya no pudo más. No te culpes por lo que pasó si? –le asintió antes de bajar del auto ya que habían llegado, al entrar la chica noto que era un lugar bastante iluminado, era un lugar bonito y cómodo para tomar algunos tragos así que siguió a su hermano a una de las mesas y pidieron.
–Pero sí son los hermanos Haltead. Que los trae por acá? –se acercó a la mesa un hombre a quien beth reconoció como unos de los bomberos que estuvieron en el caso.
–Solo vinimos a tomar unos tragos Hermann ya que la tendré una semana en Chicago debo mostrarle buenos lugares que se perdió durante este tiempo. –la chica asintió a lo que dijo su hermano.
–Bueno. Entonces que van a pedir? –Liz se lo pensó y pidió una cerveza.
–Lo mismo Hermann, gracias. –el hombre se fue dejándolos solos y a los minutos después se unieron a ellos los chicos de inteligencia, Liz había notado la ausencia de cierta chica que no tenía su aprecio pero igual le preocupaba.
–Hola chicos –les saludaron los detectives
–Hola, van a pedir algo o se van a quedar aquí sin beber nada. –se marcharon a la barra para pedir un trago a los bomberos.
–Iré un momento a la barra si? –el chico asintió y la agente caminó hacia la barra para sentarse en alguno de los taburetes disponible y esperar su trago.
–Que hace una chica tan linda aquí sola? –El hombre se había sentado a su lado mientras le hablaba.
–Eso te funciona con todas? –lo miró con una ceja arqueada mientras agradecía a Hermann su bebida– se nota que eres un mujeriego.
–Normalmente si me funciona, aunque funciona más salvar a una chica de un incendio, se enamoran en segundos. –ambos rieron– Kelly Severide –le tendió la mano para estrecharla con la de ella.
–Elizabeth Halstead –estrecho su mano con la del hombre sonriendo.
–Eres hermana de Jay, que sorpresa. –lo miró mientras bebía de su cerveza. –que lastima normalmente no coqueteo con las hermanas de mis conocidos.
–Que lástima –ambos se miraron y la chica decidió volver a la mesa Con su hermano mientras le guiaba un ojo.
Camino hasta la mesa de su hermano y se sentó a su lado disfrutando lo que quedaba de la noche con el y sus compañeros, no sólo ella tenía a su familia en el FBI, el tenía su familia en la policía. Cuando ya era hora de marcharse se levantaron y se despidieron de los chicos para salir del bar e ir al departamento, para la chica ya eran dos días menos para volver a Virginia.
–Gracias Jay, por esta noche –se apoyo en el marco de la puerta que daba a la habitación en la que se hospedaba– Hace mucho que no salíamos los dos juntos a tomar algo.
–Cuando quieras Beth –la chica lo miró nostálgica, así solía llamarla su madre y escucharlo de uno de sus hermanos la ponía melancólica.– Buenas noches enana
–Buenas noches tonto –así solían molestarse cuando eran niños.
(...)
A la mañana siguiente la joven debía estar sola en el departamento ya que su hermano debía ir a trabajar así que decidió ir al hospital a ver a su hermano mayor así que se arreglo y tomó algo de dinero para tomar un taxi. Al llegar pidió a una de las enfermaras si por favor podía llamar al doctor Halstead.
–Lizzie, que haces aquí? –le preguntó mientras se acercaba a abrazarla
–Bueno. Debo quedarme durante una semana en Chicago para pensar en lo que pasó, recuperarme de los golpes, y todo eso pero sabes como soy, no puedo quedarme quieta así que vine a verte ya que Jay esta trabajando y no quería estar sólita. –lo miró tiernamente moviendo sus pestañas.
–De verdad estas aburrida hermanita –dio un suspiro– debo ir a atender a algunos pacientes ahora pero como en 20 minutos estoy libre para comer. –su hermana asintió y se fue a ver a sus pacientes no sin antes dejar un beso en la frente de la chica.
20 minutos después ambos estaban en la cafetería del hospital viendo que comer ya que su hermano en caso de alguna emergencia debía estar cerca. Al ya tener su comida buscaron una mesa para comenzar a comer y charlar.
–Como te ha ido hermanita, realmente no sabía que ibas a quedarte una semana en Chicago. Obviamente sabía lo que te pasó con el idiota de Yates pero pensé que descansarias en tu departamento. –le señaló curioso.
–Era lo que planeaba hacer pero Hotch me dijo que me tomara una semana para descansar por los golpes que recibí así que me dejó aquí. Me quedo en el departamento de Jay hasta que acabe esta semana y después me voy de vuelta. –le menciono y su hermano asintió de acuerdo.
–Cómo estás con lo que te pasó? Si necesitas algo puedes decirme. –le dijo preocupado más que nada por lo que presenció cuando la tenía Yates.
–No lo Will, recordar todo lo que tuve que ver, los golpes que me dio por defenderme y evitar que abusar a de mi. No se si debería hablar con un psicólogo para que me ayude porque no se si a corto plazo me va a traer pesadillas o problemas en mi trabajo. Siento que si hay algún caso de violacion y asesinato me voy a sentir tan involucrada que arruinare todo. –le dijo con la cabeza gacha mientras revolvía la ensalada.
–Quizás si pequeña, necesitas liberar todo lo que no puedes liberar conmigo o con Jay. Necesitas hablarlo o te consumirá así que cuando llegues a Virginia busca a un specialista y si necesitas ayuda me tienes aquí. –la chica de acercó a abrazarlo para después dejar un beso en su mejilla, ya quedaba menos para volver y los extrañaría bastante hasta que volviera.
