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Maratón (2/2)

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Maratón (2/2)



Apenas salimos de la oficina llevamos a Will a la cocina para hablar con el. No iba a permitir que lo culparan de algo así que haría todo lo posible por ayudarlo.

–Will no debes decir nada más me oíste –lo señale– escribirás tu declaración y la leeremos antes de entregarla

–Yo no hice nada Liz –asentí y le entregue la libreta que le pusieron frente a él en la oficina.

–escribe tu declaración hermano, queremos ayudarte pero si hablas con ellos antes que conmigo harán cualquier cosa para involucrarte –tomó la libreta y comenzó a escribir, unos minutos después me la devolvió y comencé a leerla.

–tienes el comprobante de pago por evento –negó– le pediré a García que revise los registros para tener tu coartada mientras Jay ve a decirles la declaración al sargento y  a Hotchner –llamé a Penélope y le pedí lo que habíamos decidido mientras Jay hacia lo que le dije.

–Bien, ve a trabajar te avisaré cualquier cosa y comprobaremos que eres inocente. –Will asintió y se fue a su turno dejándome sola con Jay.

–podemos hablar –lo mire sorprendida desde que llegue no me había dirigido la palabra ni una sola vez.

–Claro –nos sentamos en la mesa que había en el comedor.

–lamento lo que pasó hace dos años, no pensaba en lo que decía. Después de regresar de Afganistán no estaba bien, no podía dormir sin ver a personas morir, no podía escuchar fuegos artificiales sin pensar que fueran disparos porque es lo que te hace un campo de batalla. Cuando veía lo unidos que eran Will y tu cuando regrese me sentí mal, no te mentiré, pensar en que no estuve para ti durante 3 años y medio me hizo mal. Jamás caí en las drogas como otros militares que regresan pero nunca volví a ser el mismo, a veces sigo soñando con las personas que murieron frente a mi y cuando alguien me despierta de esas pesadilla siempre termino haciéndoles daño.

–por eso ese día cuando te toque el hombro me tomaste de esa manera, fue un acto de reflejo a lo que pasaste –el asintió– lo lamento Jay no sabía por cuánto habías pasado pero cuando dijiste que mi vida era perfecta me molesto, durante tres años no sabía cómo estabas, no había como contactarte, un año después de que te fuiste dejamos de regresar a Chicago Will y yo porque papá nos ponía problemas cada vez para molestar así que decidimos no venir aunque nos manteníamos en contacto con mamá porque era la más afectada.

–cuando regrese y vi la casa solo con nuestros padres no pensé que llevaban tanto tiempo lejos, ver a mamá enferma apenas llegué me dolió, el no haber pasado ese tiempo con el ella y estar en la guerra de verdad me hizo pensar en que tenían una vida perfecta y ahora se que no fue así, lo siento hermanita y también lamento decirte que no somos siameses fue como un insulto a nuestra relación. –le asenti mientras lloraba y nos abrazamos esperando no separarnos más, seríamos los hermanos Halstead contra todo.

–ahora vamos a trabajar para atrapar al maldito. –salimos de la cocina para ir con los demás y seguir.

–una patrulla detuvo a quien tenía la camioneta verde que vio la testigo de esta tarde la que casi fue nuestra próxima víctima, ya lo traen para acá. –asentimos y esperamos a que llegara para interrogarlo.

–Lindsay y Morgan vayan al interrogatorio y Reid y Halstead revisen su conducta. –nos movimos a la sala de interrogatorios detrás del vidrio para observarlo.

Tercera persona

–dirección, información de mi jefe, que más? –miro a la detective

–número celular –le dijo sería apoyada en la pared

–ah claro

–señor yates que lo trae a chicago –le preguntó Morgan

–mi empleo

–donde?

–med help, son instalaciones de atención de emergencia –respondió mientras dejaba el bolígrafo en la mesa

–entonces, era profesor en Columbia en Nueva York, residencia en presbyterian.

–es correcto –morgan le preguntó cuando fue– seguro el archivo lo dice. –dejo el archivo sobre la mesa para para preguntárselo de nuevo –hace diez años.

–donde estuvo desde entonces –preguntó la detective

–en varios lados, viajando –no dejaba de mirarla– estuve un tiempo en Nueva Orleans, ahora es un lugar anarquico, mi trabajo como doctor siempre es necesario, siempre hay un puesto que llenar –comenzó a mirar de arriba hacia abajo a la detective

–Cómo pasó de estar en uno de los mejores hospitales del país a una clínica?

–un hombre no controla su destino, las mujeres en su vida lo hacen –la miró mientras sonreía provocando un pequeño escalofrío en los presentes– Groucho Marx apuesto a qué ni siquiera saben quién es.

–ha ido al chicago med? –siguió con el interrogatorio. Y el contestó que si– como paciente o... –fue interrumpida por una risa.

–de hecho no, almuerzo allá a veces –detrás del vidrio estában con la testigo casi víctima para hacer reconocimiento del sospechoso pero lo consiguieron nada mientras en el interrogatorio Morgan le mostraba una foto al señor yates

–conoce a esta mujer –le mostró a la víctima.

–No –le mostraron la siguiente y la siguiente hasta llegar a la última mientras el demoró algunos segundos en responder– no, no, no alguna de ellas es la peatón que el auto que estoy comprando supuestamente arroyo, es la razón por la que vine? Eso es correcto?

–se afeita los brazos doctor –el se miró los brazos y se dio vuelta hacia la detective quien había hecho la pregunta

–todo el cuerpo, es por el ciclismo, reduce la fricción

–soy nuevo en esta parte de la ciudad, en donde se practica el ciclismo?

–No lo sé, esta guardada mi bicicleta, estoy arrestado. –se detuvo un momento– entiendo cuáles son mis derechos como ciudadano.

–puede irse ya –se levantó sin dejar de mirar a la detective lo que hacía que fuera más sospechoso por el caso pero lo habían arrestado por otros cargos así que debían dejarlo salir. –planea viajar señor yates.

–No, no lo creo. Apenas llegué a su ciudad, quiero explorarla.–salieron detrás de él y Liz noto que se quedó viendo a Nadia, esa chica le había caído bien desde que llegó, le había contado que iba a entrar a la academia de policía y ella buscaba incentivarla más

–Hola –se acercó a ella para protegerla de Yates por qué su conducta en el Interrogatorio era sospechosa.

–No temas si, no te hará daño. –Nadia asintió y agradeció para caminar a su escritorio apenas el hombre se fue.

Narra Liz

Me acerque a Jay quien venía a hablar sobre la inocencia de Will ya que Penélope nos había enviado los recibos de lo que pagó esa noche. Entre a la oficina después de tocar la puerta.

–Le hablé a Will sobre Greg Yates, trabajaron un tiempo en el mismo hospital, Yates era su profesor en la facultad, puede hablarles de él.

–donde está Will ahora?

–abajo haré que suba –cuando subió comenzaron nuevamente sobre las preguntas y comenzamos a cerrar el perfil y ver si encuadraba o no y claro que lo hacía.

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Se que ha estado largo el caso dividido en capítulos pero también debo añadir los momentos entre hermanos, el momento en el cementerio del capítulo anterior es importante para Liz porque desde que falleció su madre ella no había ido a su tumba.

Ojalá les haya gustado.





𝐇𝐚𝐥𝐬𝐭𝐞𝐚𝐝 𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora