la familia Halstead, compuesta por tres hermanos cada uno con metas diferentes. Había un médico, un policía y una agente federal. Los dos últimos eran inseparables pero por causa del destino se separan.
Habrán riñas familiares entre nuestros mellizo...
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(...)
–Si, Prentiss y Halstead tuvieron la misma teoría con base en el reporte de la autopsia. Voy a hablar con el padre de Kate, quédense ahí los llamo en cuanto salga –Hablaba Hotch por teléfono mientras se acercaba a la sala donde se encontraba el padre de la niña desaparecida.
–El padre está ahí –señaló la sala
–Alguacil alerte a sus oficiales, estamos en busca de un equipo –le dijo antes de entrar a la sala. Salió después de unos minutos con el teléfono marcando a Morgan.
–Que sucede –pregunté apenas cortó la llamada
–Kate Hale tiene epilepsia y quién la secuestro no se llevó sus medicinas. –me respondió.
–Una de las causas primarias de un ataque es el estrés –le hablé preocupada.
Seguimos viendo que teníamos del caso durante toda la noche esperando algo nuevo pero no pasó nada hasta la mañana siguiente.
–Agente Hotchner, encontraron a una niña con la descripción de Kate en una carretera. Ahora está en el hospital –Hotch nos miró a mi y a mi hermano para que fuéramos con él al hospital para hablar con la pequeña.
–Su padre esta con ella, entra y sale de conciencia –habló la doctora apenas vio nuestras credenciales– sus vitales están estables.
–Hay rastro de ataque sexual –pregunté
–No la hemos revisado, hay que darle tiempo. –me respondió.
–Podemos hablar con ella –preguntó Jay
–La epilepsia se acompaña con amnesia retrógrada, puede tener huecos en su memoria. –le respondió.
–Liz, haz esto tu sola –asentí y camine a la habitación donde se encontraba Kate
–Señor Sheuren, soy la agente Elizabeth Halstead del FBI, necesito permiso para hablar con su hija –le estrechez la mano.el asintió pero no se movió.– Lo siento, quisiera hacerlo sola si es posible –hablé y el me miró dudoso.
–Porqué –preguntó
–Quiero hacerle unas preguntas y a veces es más fácil para una niña si no hay hombres presentes. –le dije lo más tranquila posible.
–Soy su padre –me respondió sin querer irse
–Papi –él hombre la miro– déjanos –le dijo que estaría afuera y se fue.
–Gracias –le dije bajito mientras salía y me senté en la orilla de la camilla con cuidado– hola Kate, me llamo Elizabeth, puedes decirme Beth. Lamento lo de tu mamá y tu padrastro –hablé– quiero preguntarte algunas cosas para saber quién hizo esto, ¿esta bien? –espere su respuesta.
–Si, claro –la ayude a levantarse de la camilla para sentarla en una silla frente a mi.
–Realizaré una estrevista cognitiva, necesito que me digas todo lo que sentiste y viste –ella asintió.
–Tengo miedo –habló mirándome
–Lo sé, tranquila estaré aqui contigo, no me iré de aquí. –le dije para empezar con la entrevista– necesito que cierres los ojos –la niña los cerró– qué es lo primero que recuerdas –cuestioné
–Hace frío –habló aún con los ojos cerrados
–Estas afuera –pregunté– con quién?
–Un hombre –habló asustada– me dijo que...
–Que está haciendo –le hice otra pregunta.
–Sujeta mi mano y duele –habló removiendose en la silla– el espera algo.
–¿Qué aspecto tiene? –
–No quiero estar aquí –Hablaba a gritos
–Descuida, no te hará daño lo prometo, estoy aquí. –la tranquilice
–Alto, castaño, grande –Hablaba rápido
–Grande? Cómo quién? Cómo yo?–ella negó
–Como mi papá –respondió
–Hay alguien más ahí –pregunté
–Alguien viene –de un momento a otro comenzo a removerse más y a gritar mi nombre– Beth ayúdame, Beth –yo tome su mano y las apreté para tranquilizarla.
–Tranquila, tranquila estoy aquí –la mire mientras abría sus ojitos– lo prometo, no te hará daño. Tranquila –seguí calmandola hasta que sentí que podíamos continuar –¿te puso en el portaequipajes del auto? –ella asintió– ¿cuánto tiempo estuviste ahí?
–No lo sé –nego– no mucho, más o menos 10 minutos
–¿Fue un camino suave o accidentado?–
–Suave –habló mientras seguía jugando con nuestras manos.– quería gritar pero no tenía voz.
–Entiendo, cuando el auto para y abre el portaequipajes, que escuchas –le pregunté.
–El viento entre los árboles –respondió
–¿Recuerdas algún aroma?–
–Comida –respondió.
–Ya estás dentro –le hablé
–Me quitaron los zapatos–
–Pará qué no huyas –le hablé– quiero que mires tus pies y me digas sobre qué están. –Ella bajó su cabeza aún con los ojos cerrados
–Alfombra –respondió–un cuarto pequeño, con ropa y papel aluminio
–Que más –incite suavemente.
–Oigo campanas –le pregunté de qué clase– pequeñas como de hada –responde– cada vez que suenan el hombre le dice algo al niño.
–El niño?, cuantos años tiene este niño –le pregunté
–Sus padres quieren que juegue con él –le pregunté confundida por los padres del niño– pero yo no quiero –se comenzó a mover violentamente con miedo sobre la silla
–Estoy aquí –tome suavemente su mano
–No quiero, no quiero Beth sacame de aquí, no quiero –la tranquilice después de un momento
–Ey tranquila estoy aquí –la mire un momento– Kate abre los ojos –los abrió lentamente –hiciste un gran trabajo –le sonreí y me despedí de ella para salir al pasillo– señor Sheuren tiene una hija muy fuerte –tome su mano y vi que mi hermano y Hotch se acercaban
–La tocaron –preguntó asustado
–No, no de esa forma –lo tranquilice y me di vuelta hacia mí jefe quien esperaba saber que había pasado
–La secuestro una familia. –hablé en voz baja para que sólo ellos me oyeran
–Una familia –cuestionó Hotch
–Los padres de un pequeño de su edad la llevaron de su casa en auto hasta un camper –hablé– primero en pavimento y después por el bosque –continue
–Ella te dijo otra cosa –preguntó
–Dijo que la madre llamó al niño puiule y creo que tiene que ver con algo afectuoso pero no estoy segura. –hablé
–Que Rossi y Morgan vayan a los parques de remolques –le asentí y camine con mi hermano siguiendolo.
–Que estamos buscando aquí –le pregunté
–No tengo idea –respondió sincero y mire a mi hermano que se veía confundido y lo entendía la diferencia entre los casos de su equipo con el nuestro eran muy diferentes.
