But we're the greatest
They'll hang us in the Louvre
Down the back, but who cares—still the LouvreThe Louvre, Lorde.
Ramiro.
Creo que me acabo de romper el dedo.
Sé que no tocó mi hueso, casi contrario estaría muriendo, pero la aguja entró por completo en las dos capas de mi piel. Pude pararlo, zafarme sin embargo el daño en la carne y piel de mi índice sigue presente. El dolor latente me imposibilita pensar en nada más, la doctora de la enfermería insiste en que distraiga mi mente y observe a otro sitio en lo que ella controla, desinfecta y cura la herida.
Acabo de bloquear el supuesto número de mi alma gemela, me siento ridículo al haberme disculpado por lo que le pueda provocar. Ni siquiera me toma en serio.
Qué maldito, de verdad, el universo no me puede dar a nadie tan desconsiderado...
—Joven, no cierre el puño por favor. —pide la doctora.
—Ay, perdón —relajo la mano— ¡Auch! ¡La crema me arde! ¡Quítemela!
—¿Eres alérgico? —indaga con los ojos bien abiertos, probablemente preocupada por ser algo que debe preguntar antes.
—No lo sé —tomo esa mano con la otra, me genera puntadas dentro, se siente caliente—. ¡Me duele, quítemelo! —sigo sangrando, un par de gotas caen al suelo blanco.
—¿Tiene alguien que pueda responder por usted?
—Lubana... Lubana Ugaria ¿O algo así? —echo la cabeza hacia atrás, lo último que veo es la mitad de mi mano bañada en rojo—. llámela, por favor.
En la espera, con los nervios de punta en lo que la señora corre a buscar a Lubana tomo el teléfono. Aún abierto en la conversación con el extraño decido desbloquearlo, podrá ser en exceso sinvergüenza no obstante ocupo distraerme. Antes de apretar el icono de llamada, recuerdo la foto que me envió.
Se podrán decir muchas cosas, pero es atractivo, quizás pueda acostumbrarme a que sea un imbécil.
Responde al segundo, escucho una respiración calmada, espero por su saludo con más curiosidad de querer oír su voz de lo que me gustaría admitir. Nadie responde.
—¿Hola? Por si no sabes quién soy... —comienzo a explicar fastidiado cuando me interrumpe.
—Ramiro. —su voz la reconozco de algún sitio, de igual manera se oye con interferencia y es algo obvio por su manera de pronunciarlo que ese no es su tono normal.
—¿Cómo sabes mi nombre?
—¿Estás bien? —ignora mi pregunta—. me da igual lo que yo sienta, ¿Qué te hiciste?
—Eh... Para mis estudios hago ropa, entonces me clavé una aguja, creo que es grave —la sangre llena mi palma—. Es complicado de explicar, ya estoy recibiendo ayuda médica.
—Deberías tener cuidado.
Ya sé Imbécil. No me lo hice apropósito, no uso máquinas de coser con los ojos cerrados, quería probar un helado.
El helado... ¡No, debe de estarse derritiendo! Perfecto, estoy de peor humor ahora.
—¡Gracias por tu idea no se me había ocurrido! —exclamo enfadado—. ¡Si pudiera retroceder el tiempo te llamaría antes de la clase por este valioso consejo! ¡El universo es adivino porque me trajo a este divino ser tan sabio sobre el arte del diseño de modas, no me lo creo!
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Siénteme pero no me sueltes
Teen FictionTener las manos del chico más atractivo de la universidad sobre ti sin ser gay solo puede ser peor de una forma: Que este sea tu alma gemela. *🌈* ¿Imaginas sentir el tacto de alguien más en tu propia piel? Ramiro no tiene que imaginarlo. Según la...