15. Charlas en medio de la noche (Pt 1)

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Primero que nada, feliz lunes gay.

Segundo, ¡Feliz primavera! Entramos a la estación fav de Ramis, casi octubre donde es su cumple.

Tercero, perdón por mis bromas sobre matar personajes. Esperen a que empiece a bromear sobre separarlos.

🌷

«Decís que no querés perturbar mi paz

No te das cuenta las noches que me alivias

Con las cosas esas locas que vos me contás»

Okupa - Wos

Ramis.

Caminamos hasta mi casa, Salem me dejó en la puerta sin que nadie nos vea no sin despedirse antes con un beso en la mejilla.

Encontré a mi madre tomando sol en el patio junto a Rodrigo, lo cual me resultó extraño ya que hasta donde sé ellos siguen peleados. A través de la ventana de la cocina los estuve espiando un largo rato en lo que preparaba un batido de fresas, me alegra que estén hablando otra vez, pero me sigue revolviendo el estómago.

Salgo fuera junto a ellos cuando mi madre anuncia que irá a ponerse otra capa de bloqueador, ella tiene la piel muy sensible y —porque el karma es real— lo heredó Rodrigo. Estamos sentados en sillas plegables debajo de una sombrilla de playa, hay una conservadora de bebidas en el suelo que contiene dulces a medio derretir.

—¿No tenías clases a esta hora? —indaga Rodrigo.

—Qué te importa. —le muestro el dedo del medio como la persona madura y resiliente que soy.

Ambos vemos hacia otro lado, ni siquiera intentamos llevar una conversación normal más allá de preguntas banales luego de largos ratos en donde solo se oyen nuestras respiraciones.

—¿Cómo te fue en el crucero?

—Bien.

—Vale.

Así cada media hora, mi madre no vuelve pero no me sorprende, ella haría lo que sea porque volviéramos a convivir. Tener este tiempo fuera de mi cuarto, la universidad y lejos de mi teléfono me ayuda a enfocar mi mente en aquello que a pasos lentos iba arrebatándome la calma en las noches, como por ejemplo la vergüenza que siento hacia Salem por no haber tenido una buena experiencia la noche de la fiesta.

O el miedo que me da no haber hecho amistades en mi curso, es como si le cayera mal a todos y tienen razones que es lo peor, apenas soy capaz de mantener mis amistades. Lubana no ha querido hablar mucho porque está triste, pese a años de ser mejores amigos me preocupa atosigarla si sigo insistiendo en que hablemos de ello, lo hago cada día; estoy seguro de la carrera que escogí pero se siente agridulce poder sufrir por aquello que tú mismo elegiste.

Los profesores son desagradables, aquello me prepara para el mundo de la moda. No sé si sea en una buena o mala manera.

Lo que tengo claro es que hay cosas que no puedo reprimir para mantener el control como vengo haciendo toda mi vida, eso me carcome, siempre he sido una persona que siente demasiado así que me limité a tener una vida sencilla sin acercarme a nada que pudiera haberme daño. En los últimos tiempos es demasiado y me lo permito a medias porque es lo que me queda, me frustra conocer desde hace tan poco a Salem pero que mi corazón se acelere al verlo, me enoja que tenga el poder de alegrarme un día, de hacerme creer que puedo amar.

Tenía mi corazón escondido en una caja fuerte hasta que llegó a robarlo. Cuando no, saliéndose con la suya.

—¿Puedo hacer una pregunta? —dice Rodrigo de la nada.

Siénteme pero no me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora