FAHRAN
—Han estado aquí. Apenas hace un par de horas de diador. Han apagado el fuego ¿lo ves? Y han intentado disimular las brasas, pero se nota la marca de una bota, y la tierra todavía está templada. Y también veo retazos de las huellas de un carro. Tienen que tenerla. Tiene que estar viva. No se molestarían en tirar de un carro de no ser por algo importante.
Itusz asintió, dando vueltas por el claro.
—Cada vez van más despacio. Les estamos ganando terreno —dijo con energía.
Ambos habían hecho un esfuerzo extraordinario para seguirles el ritmo a los imperiales. Se habían detenido lo justo para descansar, atender sus heridas, cazar y comer, ya que no se habían llevado ningún tipo de provisión. Por suerte, habían encontrado un odre en una de las yeguas y habían podido rellenarlo en un par de arrollos. Itusz había purgado el agua con polvo de menah.
—Trevanon sabe que lo seguimos —Fahran sacudió la cabeza con pesadumbre—. Por eso no se molesta en ocultar su rastro. No quiere perder tiempo. Están demasiado cerca de Triara. En otro par de horas de diador habrán cruzado la frontera.
—¿Y qué vamos a hacer? No podemos entrar como si nada en Triara, y no los alcanzaremos antes de que logren entrar.
Fahran se retorció las manos.
—No lo sé. Solo sé que no puedo abandonarla. No otra vez.
—Estamos muy cerca del Bastión. ¿Y si bordeamos la provincia por la costa? Conozco a un contrabandista de orssitz en Puerto Mármol. No está lejos de Pátrea, y evitaremos atravesar las zonas más habitadas.
—¿Y de qué servirá eso? Perderemos a Ayna.
—Estoy seguro de que la llevarán a Pátrea, al Morye. Han tomado la ruta más directa hacia allí. Dresdent querrá tenerla a sus pies. Fahran, Triara no es como Valedia o Mondrian. Apenas hay árboles, no hay bosques, solo caminos terrosos y colinas calizas. Es un secarral. No tendremos dónde ocultarnos. Nos matarán en cuanto nos adentremos un poco. Trevanon lo sabe. Por eso le da igual que lo sigamos. En Puerto Mármol podré conseguirnos ropas nuevas, tal vez algún uniforme imperial, y algo para disimular mi piel, y después veremos qué hacer. En Triara llamaré la atención como un perro azul bailarín en medio de una verbena.
Fahran suspiró. No había caído en aquel detalle. En Triara no se lo pensaban dos veces antes de ajusticiar a un Itinerante. Por mucho que le doliese despedirse del rastro de Ayna, no podía arriesgar de aquella forma la vida de Itusz, y sabía que era imposible que él solo se bastase para arrancarla de las entrañas del Imperio.
—Está bien. Vayamos por la costa.
Se subieron a las yeguas. Sin dejar de mirar atrás, Fahran hizo avanzar a la suya hacia el este, separándose de los vestigios de la comitiva imperial, que continuaban hacia el sur. Un nudo grueso se le tejía en el pecho por momentos, apretándose más con cada metro que se alejaban de Ayna. Los ojos le ardían de impotencia.
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Crónicas de Galedia III: Gran Ialmyr
Fantasy***ATENCIÓN: SPOILERS SI NO HAS LEÍDO LOS DOS LIBROS ANTERIORES*** SINOPSIS La caída de Vicuse a manos del ejército rebelde hace que el Imperio se tambalee. Ayna es ahora un importante símbolo de la resistencia y Fahran debe aprender a sobrevivir e...