FAHRAN
—Tenemos un problema. La milicia se niega a acompañarnos hasta Mondrian. No entienden en qué le servirá eso a Ayna.
Fahran estaba sentado al lado de la pequeña tumba de Fahranir en el Gran Patio, leyendo con Roan apoyado en su regazo. Partirían al día siguiente y había querido descansar un rato al lado de su hijo. Era el primer momento de asueto que se tomaba desde que había vuelto a Vicuse, y, por lo que parecía, no iba a durar demasiado.
Láuryel lo miraba con inquietud. También ella y Alvya se habían ofrecido a entrar en en peligroso túnel que llevaba hasta el corazón de Ibdil.
—Quieren marchar sobre Triara —prosiguió ella—. Han creado una especie de culto alrededor de Ayna y proclaman que solo ella nos salvará del Imperio. Iorg está que echa humo.
—¿A que te refieres con un culto?
—Creen que el Ialme la ha elegido para liberar esta guerra santa. Es un tanto escalofriante. Le han montado una especie de altar en el Templo y se reúnen allí. Hay algunos miembros de la Red involucrados, como Nan y Breg. Han colgado un montón de edictos del Imperio con su cara. Si lo viese, le daría un ataque.
Fahran sonrió ante la idea de Ayna descubriendo que alguien la había beatificado todavía más, pero al instante reconoció lo escabroso de la situación.
—No le gustaría, y además es peligroso que actúen con fanatismo y por su cuenta. Alguien debe sacarles esas ideas de la cabeza.
—He intentado explicarles lo mucho que Ayna odiaría que se escindiesen de la rebelión, pero tampoco puedo llevarles la contraria del todo. Al final, se unieron a nosotros porque creen en el Ialme y en que Ayna es una figura sagrada. Usamos ese reclamo para lograr apoyos y ahora no está.
—Sea como sea, no pueden irse a Triara. Los matarán a todos.
—No. Por eso he pensado que deberías hablar tú con ellos.
—¿Yo?
—Bueno, también han creado algunas historias acerca de ti.
—¿Sobre mí?
—Os han visto crecer. Todos saben cuánto os habéis querido siempre. Y también montasteis un buen espectáculo en la plaza cuando desertaste del imperio, ¿recuerdas? Disteis la imagen de ser una especie de elegidos. Creen que tú deberías guiarlos hasta Triara para liberarla. Bueno, unos. Los otros creen que los traicionarás como traicionaste al imperio.
—Por el amor del Ialme.
Fahran apartó su libro sobre sanación y se levantó al instante. Lanzó una última mirada hacia la tumba de su hijo, cubierta con las flores silvestres que él mismo había recogido en la ribera del río, y echó a andar hacia los establos con Láuryel. Roan fue tras ellos, pero corrió enseguida hacia Jon y lo perdieron de vista. Láuryel se desvió hacia los nuevos establos, una construcción menos impresionante que la original pero necesaria para albergar las monturas de toda la gente que vivía ahora en el Sarye. Fahran torció hacia las cuadras grandes a por Gryffin, pero ya había alguien allí.
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Crónicas de Galedia III: Gran Ialmyr
Fantasy***ATENCIÓN: SPOILERS SI NO HAS LEÍDO LOS DOS LIBROS ANTERIORES*** SINOPSIS La caída de Vicuse a manos del ejército rebelde hace que el Imperio se tambalee. Ayna es ahora un importante símbolo de la resistencia y Fahran debe aprender a sobrevivir e...