Aveline Morris.
Nunca se sabe cuándo la lluvia va a llegar a tu casa, solo llega de imprevisto y te sorprende de la peor forma, te arrebata lo que tanto esfuerzo lograste conseguir y te derrumba poco a poco. La lluvia es buena y mala, por eso deberías mantener lejos a las personas que se están ahogando en ella, porque ellas podrían arrastrarte sin piedad, y es que cuando no tienes nada que perder, no tienes nada por lo que vivir.
Años Atrás.
—El último en llegar le dice a la señora Josefina que la ama en secreto —propone Hugo.
—Hecho —digo, para comenzar a correr.
—¡Eso es trampa, pequeña!
Lo veo correr a toda velocidad para tratar de alcanzarme, pero no lo consigue porque aumento mis pasos.
—¡Gane! —exclamo feliz, al llegar a la puerta de la casa abandonada de mi cuadra.
Miro la calle esperando a que él ojos verdes aparezca, ya que lo perdí de vista, pero este no aparece, estoy por ir de regreso a buscarlo, cuando escucho a alguien llorar.
Debato conmigo misma por si entrar a ver quién está llorando o ir a buscar a Hugo, opto por la segunda opción y antes de dar siquiera un paso, Hugo aparece con todo el pantalón sucio.
—¿Qué te pasó? —me acerco a él para verlo.
—Me caí en un charco de agua —se encoge de hombros —, creo que es mucho mejor que decirle a nuestra profesora de tercera edad que la amo en secreto.
Nos reímos, pero dejamos de hacerlo cuando nuevamente se escuchan sollozos, intercambiando miradas, entramos a la casa para ver de quien se trata.
—¿Hola? —hablo, llamando la atención de un chico que está sentado en un rincón de la casa.
—¿Necesitas ayuda, amigo? —le pregunta Hugo, acercándose a él.
—No, lo siento, yo...
Se limpia las lágrimas de sus ojos y se pone de pie en cuanto tiene al pelirrojo frente a él.
—Hugo —se presenta, teniéndole la mano para que la estreche.
—Soy...
Párese dudar de si decir su nombre o no, aun así, estrecha la mano de mi amigo con los ojos puestos en mí.
—Aveline —le digo desde mi lugar —. Aveline Morris.
Me sonríe de una manera que no sé explicar, pero no me gusta, no me agrada la sensación que me transmite, algo en mi interior se retuerce y Hugo parece notarlo.
—¿Qué haces aquí? —cuestiona Hugo directo —Porque si sabes que estás en una casa abandonada, ¿verdad?
—Lo sé, solo me escondo de mi madre.
—¿Vives por aquí?
—No, soy de más... al norte de la ciudad.
—Zona de...
—No lo digas, por favor —le pide a Hugo.
Y me vuelve a mirar extrañamente como si supiera algo que yo no, como si me conociera de algo, pero es absurdo porque, juraría que es la primera vez que lo veo, aunque tengo la sensación de familiaridad cada vez que lo miro.
Actualmente.
Si hubiera sabido que aquella tarde conocería a la persona que me arruinaría la vida, habría corrido lo más lejos posible, para así haber evitado tanto dolor y sufrimiento que estaba causando y que me estaba causando.
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Invisibles
Teen FictionAveline Morris estaba acostumbrada al dolor, después de todo su propia madre era la causante de ello. Sabía que quedarse callada era la mejor opción. Sabía que mientras se mantuviera lejos de las personas estaría a salvo. Sabía que debía permanecer...