Invisibles

Capítulo 17

*Ecena sobre sexo explícita*

Aveline Morris.

Hay ocasiones en que la mejor decisión y opción es evitar, porque así no corres el riesgo de que algo salga mal y te culpes en silencio mientras miras como todo se va a la mierda por no saber evitar.

Llámenme idiota o tonta, pero no tenía ganas de evitar nada, lo único que quería era seguir besándolo hasta perder la noción del tiempo.

—Tengo que decirte algo —le informe en medio del beso.

—Shhhh —me calló, y continuó besándome.

No puse oposición, pues estaba fantástica, mi cuerpo estaba relajado y mi corazón agitado por lo emocionante que era poder besarle sin tener miedo o inseguridad, poder estar de esa forma con él fue perfecto.

Él es "el chico", lo supe desde qué chocamos y lo único que vino a mi mente fue la palabra «Hermoso», lo supe en el segundo en que perdí el miedo y me atreví a pedirle que me besara.

El mundo nos ha metido en la cabeza que la vida es cruel y despiadada, pero saben algo, nosotros conformamos el mundo y creamos nuestra realidad, y es absolutamente nuestra decisión dejar de tener miedo y atrevernos.

Es mi decisión y de nadie más.

Nos separamos para recuperar el aire que nos robamos mutuamente, el castaño juntó nuestras frentes provocando que las puntas de nuestras narices se rosaran, mantuve mis ojos cerrados escuchando nuestras agitadas respiraciones.

—Te quiero, principessa —soltó en un susurro, y abrí los ojos al instante —. Te quiero —repitió.

Y juro que intente decirle que yo también lo quería, porque lo quería y estaba segura de que lo llegaría a amar, pero esas palabras simplemente no salieron de mi boca.

Me alejé de él y me puse de pie, pero antes de poder reaccionar envolvió sus brazos a mi cintura y suavemente tiro de mí para dejarme sentada en su regazo, apoyo su mejilla sobre mi espalda y con voz bajita habló.

—No espero que lo digas, solo que lo sientas.

Mordí con fuerza mi labio inferior, millones de palabras venían a mi mente para decirle, palabras que papá y mamá se decían muy pocas veces y que siempre me sonaban tan falsas e hipócritas.

—No quiero asustarte, está bien para mí si decides actuar como si nada pasó, pero no esperes que yo haga lo mismo, porque no se me da lo de mentirme a mí mism...

Lo silencié de la misma forma que él hizo conmigo, le besé diciendo «yo también te quiero». Me respondió el beso con anhelo y dulzura, yo estaba en otra galaxia definitivamente.

Nuestros labios se movían sincronizados y nuestras lenguas exploraban libremente el interior de nuestras bocas. El aire se me estaba acabando, pero no podía separarme de él, se suponía que esto no volvería pasar y, sin embargo, ya estaba deseando que ese momento se repitiera una y otra vez.

—No puedo decirlo, pero eso no significa que no lo sienta —murmure, subiendo mi mano hasta su mejilla.

—Estás siendo mi mayor ilusión, principessa —murmuró, dejando su mano sobre la mía.

Nos mantuvimos la mirada disfrutando de tenernos cerca sin arrepentimientos, pues sabíamos que nuestra felicidad no duraría mucho, o más bien, yo sabía que nuestra felicidad no duraría demasiado.

—Tengo algo que decirte —le comunique.

—¿Qué es? —preguntó, pero yo no le pude responder y mucho menos mirarlo a los ojos.