Capítulo 19

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Aveline Morris.

Tres Años Atrás.

—¿Qué está pasando? —cuestiono Hugo, al ver que tenía la mirada perdida —¿Qué te hicieron esta vez, pequeña? —negué con la cabeza en modo de respuesta —Aveline, no me mientas, es que esto no puede seguir así.

—No te miento — aseguré —, todo está de maravillas.

Cualquier otra persona no habría notado que mentí, pero no conozco a muchas personas y es Hugo de quien hablamos.

—Hey, soy yo, tu único y mejor amigo for ever —me recordó, haciendo que riera —. Eso es, conserva esa preciosa sonrisa y olvida lo que sea que no me quieres decir.

Me dio un abrazo que hizo que mi corazón se acelerara y que mi cuerpo por completo se tensara, no me gusto ese abrazo, no me agrado porque solo había pasado una semana desde que ese hombre se aprovechó de mí.

—Tengo que ir al servicio —le informé al ojos verdes, separándome de él.

—Está bien, te esperaré en la cafetería, hoy invito el almuerzo —le di una sonrisa antes de irme.

Corrí al servicio cuando no pude contener las náuseas que me daba recordar ese día, el asco que siento hacia mí misma no desearía que lo sintiera nadie. Me enjuagué la boca con un poco de agua cuando termine de expulsarlo todo, lave mis manos y evite mirarme al espejo.

Camine a la cafetería en busca de Hugo, pero algo me detuvo, apenas cruce el umbral de la puerta. Me quedé sin aliento cuando la mirada del ególatra de Rydian Monroe dio un recorrido rápido a mi cuerpo de pies a cabeza.

Lo miré mal antes de pasar por su lado e ignorarlo, lo que menos necesita mi vida son más problemas y él tiene un letrero fluorescente en la frente que dice: háblame y con solo eso el caos te alcanzará.

—En serio no lo soportas —opinó Hugo cuando me acerqué a él.

—No lo puedo evitar, los chicos como él me desagradan.

—Él es diferente —afirmó mi amigo —Estoy seguro de que si le dieras una oportunidad, te sorprenderías.

—Lo dudo.

—Nunca lo sabrás si no le dejas.

—No es como si lo intentara.

—Tal vez y sí lo ha intentado, pero tú no te das cuenta —reí verdaderamente ante las ocurrencias del pelirrojo.

Sí, por supuesto que el castaño ha intentado acercarse a mí -nótese el sarcasmo- como sí él notara mi existencia.

—Es en serio, pequeña —expresó Hugo —. Dales la oportunidad a los demás de que te conozcan, porque eres una gran chica y una gran persona, y tienes mucho que dar a los demás como los demás tienen mucho que darte.

Estaba por hablar cuando mi celular vibró por una llamada entrante de papá, me apresure a contestar.

—¡Tu madre está en el hospital! —gritó papá y dejé de respirar.

Actualmente.

Se necesita coraje y garras para enfrentar lo que sabes que te duele y te dolerá, es por eso, que si estás luchando contra algo que crees que es imposible de derribar, no te detengas ni a mirar, solo sigue y sigue.

—Lindas palabras, ¿quién las dijo? —cuestionó el castaño.

—Yo —le respondí sin más.

—Eso lo explica todo, palabras lindas provenientes de una linda chica —me sonrojé.

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