☆Capítulo con temas de salud mental. No leer si padeces alguna enfermedad relacionada con ese tema, y si lo haces y decides leer igual, fuerza y ánimo☆
Aveline Morris.
Convivir con el rechazo es parte de crecer, dejar que otros te rechacen y no tomarle importancia; es crecer. Dejar que otros te rechacen y rechazarte tú misma; es estupidez, porque no hay nada más tonto que ser dura contigo misma y lastimarte de esa forma tan cruel.
—Esta será tu habitación.
Los podía escuchar, pero algo dentro de mí dejó de funcionar, algo se estaba desmoronando en mi interior y no había nada que ellos pudieran hacer. Estaba en estado de aceptación, estaba tratando de aceptar que mi madre solo firmó unos papeles donde le daba mi custodia al señor Harris por una alta suma de dinero.
—Principessa.
Pestañé un par de veces cuando me di cuenta de que tenía la mirada perdida y los ojos tan aguados, que cuando miré al castaño una lágrima se deslizó por mi mejilla. Mire la habitación que ahora está vacía.
—Estoy tan cansada —susurré.
Él lentamente se acercó a mí, acuno mi rostro y me obligó a mirarlo, aunque se me hace difícil sostenerle la mirada y casi siempre termino apartándola de sus ojos, esta vez no lo hice, lo mire perdiéndome en su vacío con destellos brillantes y todo lo que eso transmitía.
No dijo nada. Tampoco hizo falta que lo hiciera. Solo estábamos ahí, mirándonos y diciéndonos mil cosas sin la necesidad de decir una palabra. Supongo que en eso nos estábamos convirtiendo, eso comenzábamos a ser ahora; ruido en el silencio, y silencio en el ruido.
Entonces pensé, solo por unos segundos, que sí yo no estuviera tan jodida y el tan roto, quizá, tal vez, no lo sé, a lo mejor nosotros... nosotros podríamos ser algo más que amigos. Le di el culpable placer a mi conciencia de que se riese de ese absurdo pensamiento, ¿nosotros? Nosotros no tendríamos futuro, aunque lo intentáramos incontables de veces.
—No tengo idea de lo que estás pensando, pero ya no lo hagas, te lastimas y siento que es por mi culpa.
No dije nada porque, ¿Cómo explicarle que lo necesitaba sin salir lastimada en el intento? No podía decirle que necesitaba sentirlo más cerca de un modo desesperado sin que todo lo que teníamos hasta este punto no se arruinara... Aun teniendo muy claro todo eso y sabiendo que lo que fuese que hiciera a continuación; me arrepentiría, lo hice de todas formas.
Acorte la distancia entre nosotros y lo bese, él pareció sorprenderse, pero rápidamente me correspondió el beso. Era un beso lento, pero repleto de sentimientos que me aterraron por lo intenso de ellos. Me dejé llevar por el momento y así comencé a sentir sus labios por mi barbilla, cuello y hombro, para cuando tuve algo de conciencia me vi sin blusa.
¿Blusa? ¿No teníamos vestido?
Sí es cierto, espera un segundo...
Abrí los ojos sintiendo el cuerpo arder, miré a mi alrededor y justo como recordaba, estaba acostada sobre una cama que no era la mía con un vestido precioso, en una habitación que no era la mía y en una casa con personas que no son mi familia, pero que sin embargo me están dando la solución a todos mis problemas.
Frote mis ojos y me puse de pie para salir de esa hermosa y grande habitación, baje a la primera planta de esa casa que sí bien es grande, es tan acogedora que hace que mi hogar parezca frío y desarreglado en comparación.
—Ella estará bien, Monroe —escuche decir al profesor Harris, cuando estaba por bajar los últimos escalones de la larga escalera —Hay que darle tiempo para que se acostumbre, su madre prácticamente la vendió, no es fácil.

ESTÁS LEYENDO
Invisibles
Teen FictionAveline Morris estaba acostumbrada al dolor, después de todo su propia madre era la causante de ello. Sabía que quedarse callada era la mejor opción. Sabía que mientras se mantuviera lejos de las personas estaría a salvo. Sabía que debía permanecer...