Capítulo 22

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Aveline Morris.

Tres semanas sin él.

(Día de la audiencia).

Para todo el mundo soy la novia del codiciado Rydian Monroe, pero resulta que no sé nada de mi "novio" desde hace días. Cada vez que intento llamarlo, su contestador me dice que le deje un mensaje, y ya perdí la cuenta de cuantos le he dejado, creo que ya hasta colapse su teléfono móvil.

Lo que me preocupa y temo es que él no venga a la audiencia de hoy como prometió, y es que llevamos horas esperando al fiscal de mi caso para comenzar la audiencia y aun así el castaño no aparece, creo que definitivamente ken de revista no vendrá.

Zario y Maggie me aseguran que él vendrá, pero con lo que sabemos Ezran y yo sigo dudando de que así sea. Según se enteró el rubio, la loca de Mónica hizo que el padre de Rydian lo dejara incomunicado con cualquier persona, y le prohibió viajar para la audiencia, o sea hoy.

—Se inicia la audiencia —habló el juez, golpeando su martillo de madera sobre la mesa.

Me aferré al brazo de Joel cuando el anciano comenzó a leer todo el testimonio que le di a la policía cuando hice la denuncia.

—Tranquila —me dijo el pelinegro, tratando de calmarme.

El anciano continuó leyendo otros papeles que no entendía para nada de que trataban, pero el abogado que contrató Rydian para mí antes marcharse, al parecer le entendía a la perfección.

—Se solicita que la señora Elena Morris pase al estrado —pidió el juez, haciendo que mi cuerpo se tensara.

—Un momento su señoría —habló mi abogado —, se supone que hoy es una audiencia de muestras de pruebas y avances en la investigación, no una de juicio oral y formalización.

—Pues entonces se informó mal, hoy se formalizará a la señora Elena por todos los cargos que ella ya asumió, como abogado de la demandante debería de estar informado.

—¿Qué insinúa?

—No estoy insinuando nada, se lo digo directamente, creo que fue poco profesional al no estar al pendiente de que hoy se desarrollaría la audiencia de formalización.

Deje de prestarle atención a la discusión que estaban teniendo mi abogado y el juez, para enfocarla en mi madre que lucía espantosa, su piel estaba amarillenta y sudada, sus ojos tenían ojeras y sus labios estaban secos y temblorosos.

Estaba sufriendo lo que se le llama abstinencia, y no me gusto verla sufrir, no me gusto saber que por mi culpa ella estaba ahí, en el estrado, con una chaqueta de color naranjo que en la espalda decía "detenida".

—Mi representada fue notificada con una carta de citación para una audiencia de muestras de pruebas —explicó mi abogado —, ella vino con esa mentalidad, a saber sobre las pruebas que se han recopilado hasta el momento, no a ver a su madre ir a la cárcel —soltó, al borde de perder la paciencia.

—Debió pensarlo mejor al hacer la denuncia.

Todos los presentes nos quedamos sin palabras ante lo dicho por el juez, ¿qué era esto? Una puta broma, eso seguro. Un clic en mi mente resonó, era una estúpida si creía que esto sería tan fácil, era obvio que él no se dejaría atrapar tan fácil, él jamás tocaría el piso de una cárcel.

Decidida a enfrentar al juez, estaba por preguntarle cuanto le pagó ese infeliz a mi madre y a él, para que cerraran sus bocas y no hicieran su trabajo como corresponde, cuando alguien se me adelantó.

—Dudo que la corte suprema vaya a estar feliz de su negligencia con este caso, su señoría.

Mire al castaño que estaba sentado junto a Zario en el público, observando todo lo que estaba pasando. Estuve a nada de correr y saltar sobre él para abrazarlo, pero me contuve cuando volvió a hablar, esta vez con molestia y enojo palpable.

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