Rydian Monroe.
¿Has sentido que la vida se te cae a pedazos? ¿Qué todo pierde el sentido y que nada te llena? ¿Qué todo el mundo parece conspirar en tu contra, aunque sabes que no es verdad? Desde que ella no está me siento así; frío y vacío, lleno de grietas que no sabía que tenía, o tal vez siempre las había tenido, solo que ella las anestesiaba cada vez que dolían, y por eso se me olvidé que existían en mí.
No sé muy bien cómo explicar lo que sentí cuando desperté en la camilla de un hospital, herido a bala y sin la chica que amo, porque fue en lo primero que me fije; en que ella no estaba ahí.
-¿Dónde está? -le pregunté a Maggie.
Ella me miró con ojos húmedos y cansados, al borde del colapso total.
-Maggie, ¿Dónde está Aveline? -cuestione con el corazón agitado.
-Se la llevó -dijo derrumbándose -, hace tres días que no se sabe nada de ella, Rydian. El profesor Harris no se ha presentado a trabajar y el doctor Harris me dijo que es porque la está buscando como loco, nadie sabe nada de ella ni de él.
Todo se paralizó en ese instante, intenté salir de ese maldito hospital para ir en busca de ella, pero me fue imposible por los guardias que mi padre contrató y por toda la prensa que acechaba al rededor del establecimiento.
Algo normal ya que el "tiroteo de Dember Salens" se hizo caso nacional por todas las víctimas que este dejó, y lo fue aún más porque todas ellas eran hijas e hijos de las familias más ricas, los primogénitos de las personas más influyentes del país, que buscaban la cabeza del asesino de sus hijos por cielo, mar y tierra.
Asesino que mi familia también buscaba, porque gracias a una visita que me hizo mi abuelo cuando estaba en el hospital, logré contarle sobre Aveline y los minutos antes de recibir el disparo. Le dije a mi abuelo lo que ella significaba para mí y le rogué que me ayudase a encontrarla, petición que aceptó en cuanto le dije que le regalé mi collar.
-Cuanto debes querer a esa muchacha para que le hayas regalado la única cosa que te recuerda el lazo que tenían tu hermano y tú -me dijo con la mirada perdida.
-No solo la quiero, abuelo -dije, captando su completa atención -. La amo.
Me miró serio por unos segundos hasta que una sonrisa de boca cerrada apareció en su rostro.
-En ese caso deberé decirle a Rosa que preparé una exquisita cena para conocer a la novia de mi nieto cuando la encontremos.
Ese día volví a tener esperanzas, unas que con el pasar de las semanas se fue agotando poco a poco, porque sí, ya han pasado cuatro semanas. Un mes desde que ese hombre al que ella llamó padre se la llevó, con sus sueños y los míos, porque sin que ella supiera, se convirtió en el motor de mis sueños y parte importante de ellos.
Nunca imagine que volvería a amar al extremo de que cuando esa persona no está, te lástima. Sé que el amor de familia no se compara con el amor romántico, pero si son similares en la intensidad con la que se sienten, y es por eso que después de que Dash murió, me prometí no volver a sentir afecto hacia ninguna persona, pero ella chocó conmigo al igual que la promesa que le hice a mi amigo. A su amigo. A nuestro amigo.
No pude no caer rendido a sus pies, porque desde que vi sus ojos supe que ella no merecía más que lo mejor de lo mejor, algo perfecto para la principessa que es y que nunca ha logrado ver, porque es demasiado modesta e inocente para notar lo fascinante que es su persona.
Ahora que no la tengo, que no puedo abrazarla ni besarla, que no escucho su risa ni sus resoplos cada vez que le recuerdo que nos toca deportes, siento que mi vida perdió su color, nada me ha dolido y desesperado tanto como el no dar con su paradero.

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Invisibles
Fiksi RemajaAveline Morris estaba acostumbrada al dolor, después de todo su propia madre era la causante de ello. Sabía que quedarse callada era la mejor opción. Sabía que mientras se mantuviera lejos de las personas estaría a salvo. Sabía que debía permanecer...