Desconocido

178 21 1
                                        

Era una realidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era una realidad.

Al fin, después de tantas desgracias, lograron encontrarse y ver que sus errores no los definen. Al fin, después de tantas idas y vueltas, pudieron concretar lo que la vida les obsequió sin que se dieran cuenta.

—Estoy muerta de miedo —le susurró al oído al que es su novio.

—El miedo es bueno —le dijo él —, eso quiere decir que estás viva, que sientes tanto como yo siento por ti.

La castaña le sonrió robando lo más preciado para él, tomando su corazón como si siempre le hubiera pertenecido, y la verdad, era que él siempre lo supo y se lo permitió, porque ella sacaba lo mejor de él y él sacaba lo más fuerte de ella.

Un equipo, un apoyo y una última palabra de aliento para seguir luchando contra la vida, eso significaban el uno para el otro.

—¿Te gusta? —le preguntó ella, cuando llegaron a aquel viejo edificio que está en su escuela.

—Me encanta —respondió él, fascinado con la sorpresa de su novia.

Novia.

Era imposible no sonreír cuando caía en cuenta de la realidad, de que en verdad ella era su novia y ya no era solo una mentira para protegerla de lo que sea que Hugo le pidió protegerla.

—Dime que tienes hambre —le pidió.

—No he comido nada desde que llegué —fue sincero.

Tomados de la mano, se sentaron en aquel sofá en forma de L y comenzaron a comer las exquisiteces que ella preparó con tanta dedicación para él.

Por otro lado, él estaba encantado, nunca había sido tan feliz en su cumpleaños, es más, cada vez que el día se acercaba, lo único que pedía era que terminase pronto, porque nunca le gustaron esas fiestas que sus padres organizaban para hacer negocios más que para celebrar que cumplía un año más de vida.

—Te amo —dijo tan bajito que por poco él no la escucha, pero la escuchó.

—¿Qué? —fingió no oír.

La ojos cafés respiro profundo y se replanteó si repetir lo que había dicho, pero ya qué, lo hecho, hecho estaba, y eso se sentía malditamente bien. Porque estaba bien. Porque era lo correcto.

Ella se entregó a él, no de la manera convencional, y mucho menos pasional. Ella se entregó a él cuando pudo pronunciar las cinco letras más dolorosas, pero también las más hermosas de su vida, esas que le dio más de un dolor de cabeza, esas que la hizo amarse y odiarse a la vez, esas que acababa de pronunciar.

—Te amo —dijo con firmeza.

—Te amo —le respondió con una sonrisa.

—¿Por siempre? —preguntó avergonzada.

—Por siempre —afirmó, seguro de que esa chica algo torpe será la primera y la última persona que amará en toda su vida.

Él la conoció cuando su mundo estaba cayendo a pedazos, la vio cuando ella más lo necesitaba. Él la notó no por su superficie, sino por su corazón, y no cambiaría por nada el día en que sus caminos se cruzaron.

"Cuando amas y todo parece que está destinado a romperse, se vale dudar. Pero una vez dejas la duda, solo te queda amar".

Y no podían estar más de acuerdo con aquella frase. Frase que se les vino a la cabeza a ambos, porque estaban aterrados y con justa razón, ambos eran un caos diferente, pero iguales en cierto modo, se entendían y complementaban perfecto, pero no así sus mundos, sus miedos y sus vidas.

¿Les importó eso? ¿Sabían en qué se estaban metiendo? ¿Era un crimen quererse de la forma en que lo estaban haciendo? Pues para ellos era claro, no tenían nada que temer mientras se tuvieran cerca para apoyarse, pero el destino es egoísta, irónico y muy celoso, era obvio que les tenía varias piedras y de gran tamaño para ponerlas en los caminos de ambos.





















******************

******************

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

INVISBLES.

InvisiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora