Capítulo 2

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Aveline Morris.

Tres años atrás.

Sujétate con fuerza a lo que crees, a veces tu mundo será sacudido por temblores de magnitudes extraordinarias y necesitarás recordar el por qué sigues de pie y luchando.

Necesitarás razones.

—Por favor, mamá —le ruego —Déjame ir, de esto depende mi beca en el colegio.

—Ya dije que no.

Toma a mi pequeña hermana en sus brazos y la mira por un par de segundos.

—Tienes que cuidarla, es tu obligación.

—Pero ya te dije que la puedo dejar con la vecina hasta que regrese.

—¡Qué no! —me mira con odio —¿Cómo puedes ser tan egoísta? Tu padre al fin me llevará de viaje y tú solo piensas en ti misma.

Camina hasta su cama y con una sonrisa cambia el pañal de Anastasia, mi hermana de 1 año de nacida. Mientras lo hace, yo le hago mimos a la bebé provocando que ría.

Es tan hermosa.

—Por favor —le insisto a mamá cuando veo que termina de cambiarle el pañal a mi hermana.

Vuelve a tomar a Anastasia en sus brazos y la deja en su cuna, camina hasta mí y sin esperármelo me toma del cabello acercándome a la cuna, cuando los ojitos de mi hermanita me miran, ella parece asustarse porque al segundo se pone a llorar.

—Ella es la importante aquí —habla mamá, tirando más fuerte de mi cabello.

Siento el típico ardor en mi cabeza, lágrimas caen de mis ojos, mamá me aparta de la cuna y me tira a la cama.

—Me das tanto asco —toma su abrigo y se dirige a la puerta —más te vale no dejarla con la vecina, ya sabes que pasara si me entero de que no me obedeciste —dicho eso se va.

Sintiendo mi alma partirse caminé hasta la cuna de mi hermana, sus húmedos ojos vieron a los míos que se encontraban igual de mojados.

—Ella no se equivoca —le digo susurrando —, tú eres sin duda la más importante.

Tomo a Anastasia en brazos y beso su frente mientras llora sin cesar, «todo estará bien» pienso antes de guiarnos a la cama de mamá y acostarnos ahí.

Actualmente.

Una vez escuche que quien te necesita; te busca, quien te quiere; te valora, y quien realmente quiere estar en tu vida; jamás se irá de tu lado, no importa que tan mal vaya tu situación, esa persona se quedará para apoyarte y cuidarte incondicionalmente.

Mire por onceava vez mi reflejo en el espejo, un moretón adorna el costado de mi mejilla haciéndome lucir horrible, mi mente viaja al día de ayer cuando regrese del colegio, mis ojos se llenan de líquido y el terror recorre desde mis pies hasta la punta de mi cabeza.

Flashback.

Con terror abrí la puerta de casa, en seguida el sonido de la TV y el olor a cigarrillo llegó a mí. Cerré la puerta y caminé hasta la sala de mi pequeño hogar, lo primero que vi fue a mamá con unas terribles ojeras sosteniendo un cigarro con su temblorosa mano, necesita su ración de felicidad o esto se pondrá feo.

—Ve a comprar lo de siempre —me ordena a penas me ve —¡Rápido!

Rápidamente salí de casa y fui al barrio donde venden droga y otras cosas que no me atrevo a preguntar. Pasé por la tienda de mi vecina, luego por la casa de mi difunto amigo y a tan sólo unas cuadras de llegar al maldito lugar, unos hombres drogándose y embriagándose me saludaron, no hace falta decir que los ignoré.

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