¿Qué pasaría? Si un día descubres que hay un mundo igual al tuyo, pero tú no estás ahí y todo lo que tú conoces es completamente diferente.
Pues esto le pasó a Towa, Setsuna y Moroha, pues un día que estaban viajando se encontraron con un chico de a...
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En el palacio de la luna, Irasue miraba cada detalle para la fiesta de presentación del hijo del Ōkami, Lord de las tierras del Norte.
- Veo que le pones demaciado empeño a esto - dijo mirándola.
- Lo sé, pero solo quiero que Nao se distraega después de todo traerá a una de esas niñas hoy - mencionó suspirando.
- Así que se irán -
- Sí, es lo mejor - dijo - No quiero poner más en riesgos la vida de mi nieto -
- Jamás pensé que te importará tanto alguna vida que no fuera la tuya - mencionó sonriendo.
- Las cosas cambian querido -
Para Kirinmaru era realmente gracioso el ver el empeño que ponía la InuKami en aquella fiesta, pero entendía el porque lo hacía, después de todo nadie quisiera ver morir a alguien querido.
- Padre - llamó.
- Oh Rion, has llegado - dijo dándose la vuelta - ¿Qué sucede? -
- Nii-san ha llegado y trajo a Hanae-chan - respondió sonriendo.
- Ya veo, entonces vamos con ellos - dijo.
Mientras ambos caminaban a la pareja Rion apretó la mano de Kirinmaru llamando su atención.
- Él vendrá, ¿No es así? - pregunto con tristeza.
- Así es, sin embargó, no sabemos con quién - respondió.
- Entiendo -
A Kirinmaru le costaba ver a su hija de esa manera, pero prometió no meterse en ese asunto porque el sabía lo duró que había sido para Nao dejar a Rion. Mientras la fiesta comenzaba la familia de Ōkamis llegaba y quienes principalmente entraban eran Kōga y Ayame quienes portaban una sonrisa de orgullo y felicidad, y tras de ellos Takeō, hijo único de ambos y heredero de las tierras del Norte.
- ¡Vaya! - exclamó entrando - Parece que la familia de Inū's se esmeró en esta fiesta -
- Takeō cállate por favor - regañó Ayame.
- Como sea -
- InūKami gracias por esta maravillosa fiesta - dijo haciendo una reverencia.
- No es nada Lord del Norte, aún que veo que su cachorro sigue teniendo esos pésimos modales - recalcó.
- Lo sentimos, intentaremos cambiar eso - dijo.
Irasue miro a Takeō y este solo volteó la mirada, sin embargó, al alzar la mirada se sorprendió, pues lo que Irasue vio era a su adorado nieto con aquella niña azabache y mechón rojo que sin disculparse se alejó de los Ōkamis y se dirigió a Nao.
- Nao - nombró.
- Veo que estás aquí abuela - dijo sonriendo.
- ¿Por qué viniste con ella? - pregunto confundida.
