¿Qué pasaría? Si un día descubres que hay un mundo igual al tuyo, pero tú no estás ahí y todo lo que tú conoces es completamente diferente.
Pues esto le pasó a Towa, Setsuna y Moroha, pues un día que estaban viajando se encontraron con un chico de a...
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En el segundo día en un lugar apartado de la gran ciudad de Tokio, entre las montañas una gran casa tradicional se mostraba y dentro había un chico debatiendo su mente.
- Sabes que ya no eres un niño para quedarte aquí - mencionó mirándolo.
- No quiero estar lejos de ustedes - dijo suspirando.
- Sai me dijo que el si se irá a perseguir a su flor - dijo - A palabras de el dijo que ya había esperado mucho y que no la perdería de nuevo -
- Mamá estará aquí en unos años, solo debo esperar y -
- ¿Esperara a que ella se case? - pregunto - O esperar hasta que tú madre me acepte y ver cómo pasamos por lo mismo otra vez -
- Yo no quiero dejarlos - admitió - Si me voy ya no podré verlos -
- Sabes que lo harás, todos en algún momento nos veremos nuevamente, nosotros ya vivimos nuestra vida tu debes vivir la tuya - mencionó.
- ¿Pero qué hay de Hanae, Ryu y los demás? - pregunto mirándolo con dolor.
- Nao hay un momento en la vida en que debemos morir, nosotros no somos inmortales, pero podemos vivir una larga vida - respondió - Si no aprovechas está oportunidad jamás la volverás a ver y solo estarás maldiciendote hasta morir -
- ¿Por qué me dices todo esto padre? - pregunto nuevamente.
- Porque así lo hubiera querido tu madre - respondió marchadose.
Nao no limpio el leve rastro de lágrimas y decidido se dirigió a su habitación, pues sabía lo que debía hacer y ya no habría vuelta atrás. En el tercer día en el templo Higūrashi las tres princesas arreglaban todo para irse.
- ¿Seguras que no se quedarán más tiempo? - pregunto.
- Lo lamento abuela, pero no es posible - respondió Towa - La verdad es que esto lo venimos planeando desde hace mucho -
- Es verdad - mencionó Setsuna.
- Ya veo, entonces apuremos nos - dijo - Antes de que se vayan quiero pasar tiempo con ustedes -
Las tres princesas asintieron y después de empacar salieron del templo en dirección a diferentes lugares como tiendas de ropa, una heladería, entre otras tiendas, hasta que la tarde llegó y las cuatro regresaban al templo dónde en el árbol de las eras las esperaban todos.
- Las estrañaremos - dijo Mei.
- No sotras también, pero debemos regresar a dónde realmente pertenecemos - decía.
- Cuídate mucho Towa -
Towa asintió mirando con una sonrisa a Sōta que por algunos años la cuido como otra hija más.
- Debemos irnos - interrumpió Setsuna - Entre más rápido nos vayamos mejor estaré tranquila -
