¿Qué pasaría? Si un día descubres que hay un mundo igual al tuyo, pero tú no estás ahí y todo lo que tú conoces es completamente diferente.
Pues esto le pasó a Towa, Setsuna y Moroha, pues un día que estaban viajando se encontraron con un chico de a...
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Nazu podía sentir como Riku se desacia del poder prestado que ella misma le había otorgado, molesta siguió atacando con más irá a Kikyō, pues a Ryu no lo dejaba acercase para proteger a su madre.
- Los humanos realmente son patéticos - decía atacando.
- ¡¡Madre!! - gritaba.
Las grandes descargas de poder que Nazu lanzaban lastimavan de alguna manera a Kikyō quien apenas podía mantenerse de pie por su arco. Con mucha fuerza Ryu pudo deshacerse de la distracción de Nazu y junto a Kurikaramaru pudo romper el ataque.
- Si odias tanto a los humanos pelea conmigo y no con mi madre - decía molestó.
Kikyō podía ver cómo Ryu perdía el control de su lado Yōkai sacando sus garras filosas y dos pequeñas marcas en las mejillas.
- Vaya, así que el príncipe Ryu quiere proteger a los humanos - dijo - Bien si quieres morir es tu elección -
La pelea entre aquellos dos hanyōs empezaba y Kikyō estaba preocupada por su hijo quien aún no tenía mucho control sobre su lado Yōkai, quiso levantarse, pero no podía el dolor junto a las heridas provocadas se lo impedían.
- Ryu - susurró.
En los pasillos Moroha y Yawaragi revisavan a las personas humanas que habían habitado el castillo antes se que Riku se apoderará de este, pero Yawaragi al sentir su pluso supo que ya era tarde.
- Moroha sigamos nuestro camino - ordenó.
- Pero... -
- Estás personas ya no tiene salvación - dijo - Ahora lo que importa es sacar de aquí a Nao antes de que cumplan su objetivo -
A pesar de que a Moroha no le gustase la idea asintió y siguió a Yawaragi, siguiendo con su camino podían aún escucharse las grandes explosiones a cada paso que daban, pero al llegar a una de las habitaciones marionetas comenzaron a a parecer de montones.
- Maldición, lo que está aquí no quiere que ayudemos - dijo molesta.
Sin embargó, tanto fuera como adentro no eran las únicas que tenían problemas con las molestas marionetas creadas por el enemigo, pues al Lord y a Inuyasha comenzaban a molestar les, sin embargó, cada que se deshacian de una aparecían más y más.
- ¡Maldición, ¿Cuando se acabarán?! - se preguntaba molestó.
Hanae quien también estaba peleando contra las marionetas estaba desesperada por llegar con su hermano, pues no quería perderlo.
- Nii-san espérame -
La frustración estaba invadiendo a cada uno, pues el sol estaba a punto de desaparecer y Nao correría más peligro que nunca, frustrado y molestó Sesshomaru saco a Bakusaiga y abriéndose camino siguió destruyendo a las marionetas para seguir caminando, no le importaba cuántas de esas cosas matará el llegaría y sacaría a su hijo, pues no podía permitirse ver a su Miko triste. Dentro Riku ayudaba a Nao a salir evadiendo a la marionetas que en ocasiones los atacaban, pues ambos estaban agotados y no estaban en condiciones de pelear.
- Esa mujer realmente quiere matarte - decía.
- No es la primera vez - mencionó.
Ambos siguieron hasta encontrarse en el salón principal donde Nao se sorprendió de ver a Ryu perdiendo el control contra su lado Yōkai miro a todos lados encontrando a Kikyō muy lastima sosteniéndose con su arco.
- Kikyō-sama - llamó.
Kikyō alzó su mirada y vio a Nao junto a Riku y sin más quiso atacarlo, pero Nao se lo impidió.
- Tía el, solo no lo mates te lo suplico - pedía.
- Pero el secuestro a Towa-chan y casi te mata - decía seria.
- Pero si lo matas es como si me matarás - dijo serio.
Kikyō miro sería a Nao y suspirando asintió, pues sabía que jamás haría cambiar de decisión a su querido sobrino.
- Está bien, ahora hay que detener a Ryu antes de que pierda todo sentido - dijo.
- Ryu llévate a mi tía - pidió.
- Pero, ¿Tú qué harás? - preguntó preocupada.
- Detener a mi molestó primo - respondió sonriendo.
- No, tu ya estás muy lastimado - dijo - Deberías irte yo lo detendré -
- No puedo dejar que lo hagas si te pasa algo ni Ryu ni Inuyasha-sama me lo perdonaran - dijo.
- Ustedes ya han hecho mucho y debo cuidarte como se lo prometí a tu madre - decía.
- Lo lamento mucho Kikyō-sama -
Nao aventó a a Riku fuera de la habitación para después comenzar a correr hacía dónde Nazu y Ryu peleaban sin importarle las consecuencias de lo que conllevaría esa acción.
- LLAMÓ A LAS PERLAS ARCOÍRIS, AL ÁRBOL SAGRADO Y AL CORAZÓN DEL TIEMPO PARA QUE ME PRESTEN SU PODER Y...... -
Nao jamás terminó de pronunciar el hechizo, pues un gran ataque de Reiki hizo que su cuerpo quedará inmobil callendo al suelo mirando hacia atrás y vió a Kikyō con su arco.
- Kikyō-sama, por favor no lo hagas - pedía desesperado.
- Lo siento Nao, pero no puedo arriesgarte más - decía - Sesshomaru-sama vendrá aquí puedo sentirlo cerca -
- Kikyō - decía llorando.
- Siempre me gustó tu bello cabello negro - mencionó tomando un mechón azabache - Me gusto ser tu tía por este tiempo -
- Por favor Kikyō -
Kikyō sonrió y se levantó con ayuda de su arco para caminar elevando el Reiki que ha estado guardando por algún tiempo.
- ¡¡Kikyō-sama!! -
Mientras Kikyō elevaba su poder Ryu y Nazu seguían su batalla sin saber el gran poder de Reiki que estaba apunto de tocarlos.
- Ryu-kun eres tan hermoso - decía Nazu.
- ¡¡Cállate maldita loca!! -
El último suspiró de Kikyō estaba siendo dirigido a la flecha que tenía entre el arco y con lágrimas sonrió, hasta qué.
- ¡¡KIKYOOOO!! -
El grito de su amado Inuyasha la hizo titubear, pero con valor debía salvar a su hijo y sin más dejo salir la flecha para después desvanecerse. Tanto Nazu y Ryu miraron la flecha ir contra ellos y está apenas los tocó y el Reiki los hizo gritar del dolor para regresarlos a su forma humana.
Nazu con dificultad miro a la familia Taisho quienes ya eran demaciados que decidió huir aún estando lastimada. Ryu quien reaccionaba a penas vio como el castillo comenzaba a caerse en pedazos, pero el ver a su madre en el suelo lo hizo levantarse e ir por ella a arrastras.
- ¡¡Madre!! -
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