Straight to you |𝐓𝐚𝐞𝐡𝐲𝐮𝐧𝐠 ✔

𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒

                          Sunhee;

Existirían más momentos para acabar con Taehyung.

Iba a pensar de esa forma.

Tenía que matarlo. Estaba más que consciente de ello. Pero no estaba tan rota, ni tenía el corazón tan negro, como para aprovecharme de su vulnerabilidad en este momento y hacerlo.

Cerré mi bolso y lo dejé aparte. Tratando de alejarlo lo más posible de mi, y de no pensar en que mi arma estaba allá adentro.
A lo mejor cuando saliese de esto, me enojaría conmigo misma por no haber acabado con él justo en este momento tan fácil. Pero bueno...me enojaría después y me desquitaría después también.

Golpee dos o tres veces la puerta del ascensor pidiendo ayuda lo suficientemente alto a ver si alguien podría escucharme. Aunque parecía ser totalmente el caso contrario. Presioné una vez mas el botón pero seguía sin obtener respuesta y comenzaba a sudar de la calor que me generaba el estar encerrada aquí.
Volví a mirar a Taehyung y estaba literalmente temblando y repitiendo cosas bajas que seguía sin entender.

Me acerqué a él y me senté a su lado.

—No va a pasar nada, no va a pasar nada —al sentarme a su lado logre escuchar lo que repetía una y otra vez bajo. ¿Que se supone que pasaría?. Lo miré y tenía la cabeza baja.

Sudaba, temblaba. Seguía repitiendo lo mismo. Parecía tan débil. Mordí mi labio inferior sin saber que decirle. Presione mis labios.

—¿Necesita ayuda?.

—N-no —titubea.

Lo miro y continuaba de la misma forma. Pasa sus manos por su pelo y tira de este. Lo escucho suspirar profundamente y repetir nuevamente lo mismo.

—D-debo salir de aquí —se para y comienza una vez más a golpear la puerta.

—Debemos esperar —me levanté para verlo.

—¡¿No ves que no puedo esperar!? —vocifera y me asusto un poco—. E-esto n-no me gusta. N-no quiero. No quiero estar aquí adentro. Quiero salir.

—Lo sé —digo mirándolo—. Pero debemos esperar a que alguien venga por nosotros o el elevador se abra.

Me ignoró y siguió golpeando las paredes de la puerta del ascensor. Mire sus manos. Estaban rojas, sus nudillos raspados y con un poco de sangre.

—Se está lastimando.

—N-no m-me importa —dice titubeando y todavía temblando. Y además sudando mucho.

Iba a volver a golpear la puerta pero me apresuré antes y tomé las muñecas de sus manos apartandolo a pesar de que intentó resistirse. Miró hacia otro lado y ví su nuez de adan subir y bajar cuando tragó con fuerza.

—Tiene que parar.

—T-tengo que salir de aquí —fue su respuesta e intentó ir nuevamente pero aferré mis manos alrededor de su muñeca impidiendoselo.

—Vamos a salir —le asegure. Y esperaba yo también eso—. Pero tiene que dejar de golpear de esa forma. Sus manos se estan lastimando y usted está mal.

—Estaré peor s-si sigo aquí —traga una vez más.

Me asombró como se dejó llevar cuando lo aparto de la puerta y lo hago sentarse en una de las esquinas del elevador. Alcanzo mi bolso y sin mirar mucho adentro saco alguna de las curitas que me quedaban de las que él mismo me había dado la otra vez.

—¿Quiere que hablemos de algo? —pregunto abriendo las curitas y tomando sus manos para comenzar a colocar esta.

—N-no.