Straight to you |𝐓𝐚𝐞𝐡𝐲𝐮𝐧𝐠 ✔

𝐶𝑖𝑛𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑡𝑟𝑒𝑠

                    Taehyung;

—Veo a dos Kim Taehyung —Sunhee suelta una risita y la sujeto por la cintura ya que no dejaba de reír y de moverse.

—Estás mareada —digo. Ella pestañeó varias veces presionando con fuerza sus ojos—. ¿Ya?.

—No sé si pueda aguantar otra vuelta con esa velocidad —murmura y deja caer su cabeza sobre mi pecho.

—¿Y ese milagro? —me hice el sorprendido y pasé mi mano sobre su pelo—. Creí que te gustaba andar rápido.

—Pues ya no —murmuró.

Sonreí.

—Me avisas cuando estés bien —le dije calmado mientras acariciaba su pelo.

—Quiero agua —se aleja para verme.

—Vamos entonces; además hay que comprar tickets para ver a los animales. ¿Cuál quieres que veamos primero? —tomé su mano con la mía y entre-lacé nuestros dedos para adentrarnos al lugar. O sea, el zoológico.

Primero nos dirigimos a la cafetería del zoológico y compré una botella de agua para Sunhee. Más un paquete de galletas.
Llegué a ella y le dí el agua que inmediatamente dió un sorbo.

—Espero que no quieras que vuelva a aumentar la velocidad cuando vayamos en el coche —dije divertido.

—Solo por unos días —murmuró y sonreí. Cerró la botella y miró curiosa el paquete de galletas—. ¿Es para los animales?.

—No. Es para ti —se lo tendi—. Come algo mientras damos un paseo ¿mhm?.

—Bueno —sonrió y tomé nuevamente su mano.

Primero compré unos tickets para entrar al acuario. Hacía mucho tiempo que no entraba a uno, y fue como si viajara a mis tiempos de niñez. Cuando fui adoptado por primera vez y mis padres -lo adoptivos-, me llevaron a muchos lugares divertidos. Entre estos, el acuario.

—Mira mira —Sunhee tiró de mi y nos detuvimos frente al gran cristal donde habían unos cuantos peces con unos colores tan bonitos y llamativos.

—¡Mira ese!. Es naranja —dije emocionado.

—Que bonito —dijo ella y al mirarla sonreía mientras observaba todo emocionada. Llevé mi mano a su pelo y sin darme cuenta acaricié este. Haciendo que ella me mirara.

Y se veía tan linda con el reflejo azul del agua que se debía a la pared de cristal que evitaba que los peces salieran.

—¿Pasa algo? —pregunta ella y a pesar de que era un poco oscuro, sentía que estaba ligeramente avergonzada.

—Nada. Solo...—suspiré viendola—. Me gusta verte feliz.

Ella pestañeo varias veces viendome como si no se esperara que le dijese eso.

—Bueno. Vamos a ver a los felinos —tomo una vez más su mano y tiro suavemente de ella.

Sunhee abrazaba con sus brazos uno de mis brazos mientras recorríamos por fuera las jaulas con leones, tigres.
Nos detuvimos frente a una jaula, donde estaba un león junto a una leona hembra y trenían cuatro cachorros.

—Aww que bonitos —exclama Sunhee. Aún sin soltarse de mi mano.

—Estan descansando —murmuro yo.

—Mira ese leoncito. Que bonito —sonríe ella—. Uh. Se parece a ti.

La miré en seguida.

—Oye.