Straight to you |𝐓𝐚𝐞𝐡𝐲𝐮𝐧𝐠 ✔

𝑆𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑢𝑛𝑜

                    Taehyung;

Dejé mis cosas encima de mi mesa de trabajo y suspiré pasando mi mano sobre mi frente para ver a Daniel.

—¿Quieres jugo, café? —pregunto.

—Agua —dijo y tomó asiento en uno de los sofás de mi oficina.

Asentí y me dirigí por la jarra con agua. Vertí un poco de esta en un vaso, y luego me sente en el sofá frente a el separados por la mesita del medio de cristal, donde puse el vaso en su dirección.

Relajo mi espalda en el respaldo del sofá y cruzo mis piernas viendo como Daniel alcanzaba el vaso y le daba un gran sorbo a el agua. Juego con mi dedo con el anillo que tenía en mi dedo del medio y suspiro.

—Acerca de-

—Siempre te gustó ¿verdad? —me interrumpe antes que pudiese formular lo que iba a decirle—. Cuando...te dije que me había interesado en Sunhee, ella ya te gustaba ¿cierto?.

Me incoporé, y presione mis labios para asentir.

—Sí. Más o menos —respondí.

—Ya —asintió viendo hacia otro lado y él chasqueó la lengua, para mirarme—. Me lo hubieras podido decir ¿sabes?.

Lo miré y pasé mi mano por mi pelo.

—No veía tanta posibilidad de estar con ella. Y tú te acercabas más. Así que no valía la pena que te dijera algo de lo cuál ni yo mismo, estaba seguro —confesé.

—Y por lo que veo...ella también estaba interesada en ti. Porque jamás me hizo caso —rió levemente y negó aún sonriendo un poco—. Bueno...supongo que ella no era realmente para mi.

—Daniel-

—Dejame aclararte que no hecharé nuestros negocios atrás —empezó a decir—. Y no me digas algo como, lo siento u algo así. No hace falta. Es decir –me miró– está bien todo. Ella terminó gustando de ti y tú de ella, no pasa nada.

—No quiero que entre nosotros vaya a quedar una relación incómoda por esto.

—¿Es en serio? —me miró como si no fuera posible y negó con un suspiro—. Claro que no Taehyung. Por el amor de Dios, no estamos en esos clichés que ahora yo me vuelvo el malo e intento secuestrar a Sunhee porque ella no se fijó en mi.

—Oh.

El rió y negó.

—Seguimos como siempre. Amigos y compañeros de trabajo —aseguró.

—Es un alivio.

—Igual debo reconocer que ustedes dos se ven bien juntos —dijo y sonreí un poco.

Luego de haber hablado un poco más con Daniel, lo acompañé hacia el ascensor.

—Más te vale que nunca llore por ti, porque ahí si voy a enojarme por haberla dejado contigo —me dá un pequeño abrazo y estrechamiento de manos como despedida.

—Lo menos que quiero es hacer llorar a Sunhee.

—Bueno. Solo aviso —me señala—. Nos vemos la semana que viene para la reunión.

—Mhm.

Cuando Daniel se fue, adentré mi mano dentro de uno de los bolsillos delanteros de mi pantalón, y en vez de entrar a mi oficina, me dirigí a la de Sunhee; toqué antes de entrar.

—Adelante. –escucho su voz y tomo el picaporte para girarlo y que la puerta se abra. Me asomo.

—¿Puedo pasar? —pregunto, alzando una ceja.