— ¿No era más simple llamarme? — Pregunté, estando algo cansado. —Me pidieron explícitamente que estuvieras aquí hoy— Explicó, miré a los alrededores. —Si tienes auto ¿Por qué no me trajiste? — Pregunté indignado. —Esto está a casi dos horas de Seúl— Me quejé.—Da igual, solo explícame y punto— Me apoyé en su auto. —Tenemos que caminar un poco— Empezó a caminar sin importar si yo lo hiciera.
—Dios santo, me recuerdas a alguien que quizá conocí en otro plano— Solté en español. — ¿Dijiste algo? — Preguntó. Negué. —Espero que al menos si me lleves a Seúl— Dije al llegar a su lado.
Pese a toda la indignación que estaba sintiendo por aquello, al detallar la ubicación, estábamos extremadamente solos, al punto de darme miedo solo eso, de un pueblo fantasma en resumen.
— ¿Por qué estamos realmente aquí? — Pregunté con miedo. —Una productora nos citó aquí— Paré un segundo a verla, pero siguió recto.
Si bien, una vez me llevaron a un sitio baldío en Australia, seguía siendo Australia, pero para todas las historias de terror que había escuchado de asiáticos locos, opté por tomar un palo del piso, haciendo una «mimica» de espada, en ese sentido no me conocía y podía excusarme.
Si nunca me hicieron nada realmente grave en Latinoamérica, no me lo harían en Corea del sur.
Finalmente terminamos llegando a las puertas de un gran edificio abandonado.
—Disculpen— Nos llamó la atención un guardia. — ¿Qué hacen aquí? — Preguntó, cortando nuestro paso. —Venimos con la productora— Respondió mi manager. Inmediatamente nos dejaron pasar.
—Hospital Gonjiam… — Leí en un cartel muy corroído por el paso del tiempo.
Más rápido que tarde nos encontramos con muchas personas, relajando mis instintos y dejando aquel palo no sin antes romperlo con un árbol.
—Ya que están aquí podemos pasar— Nos guío un hombre. Empezamos a entrar a de pocos,
—Creemos que está película sería un gran éxito contigo— Dijo, para saltar un obstáculo. Miré a mi manager. — ¿No ves tus correos? — Me susurró. — ¿No es tu trabajo? — Le susurré de igual manera.
—Ten— Nos pasó a cada uno una linterna. —No falta mucho para anochecer— Indicó, poniéndose mis pelos de punta. En algún punto del recorrido el hombre se paró. —Aquí podríamos hacer un par de tomas como tú audición— Explicó, a lo que sentí un pequeño agarre en mi brazo izquierdo. Volteé a ver, pero no había nadie, luego a mi derecha, estando mi manager tranquila.
Tragué saliva y seguí escuchando. —El guión podemos cambiarlo un poco, la idea es hacer una producción en máximo tres meses— Añadió, a lo que di un paso discreto hacia mi manager.
—Solo con el ambiente ya se podría decir que quedaría bien— Sonrió. Asentí, sin más. — ¿Podemos irnos antes que anochezca? — Pregunté discretamente. —Está bien, este lugar no está maldito— Le quitó peso el aparente director o al menos encargado de casting.
— ¿Le tienes miedo a los fantasmas? — Me miró casi riendo mi manager. —Vengo de Latinoamérica, a lo único que le tengo miedo es a un arma de fuego— Respondí instanteo. —Además, allí incluso se venera a la muerte misma— Añadí, sabiendo aquello pero aún así teniendo miedo.
Pronto llegamos a una especie de centro de aquel hospital, habiendo luces y mas personas allí. —Es hora de grabar un poco— Una nueva persona, quizá si el director, se presentó.
Y luego de quizá una hora grabando, por fin terminó aquello. —Actuas muy bien— Expresó una chica al sentarse a mí lado. — ¿Te digo un secreto? — Le susurré, asintiendo ella. —No estaba actuando, realmente tenía miedo— Finalmente fué mi respuesta.
— ¿Te cuento uno yo? — Preguntó, a lo que mis alarmas se encendieron. —Yo morí aquí hace hace treinta años— Sonrió como si nada, haciendo que me alejara, cayendo levemente en el piso.
Inmediatamente la chica empezó a reír de manera descontrolada. — ¡No hagas eso! — Le grité, soltando el poco aire que tenía en los pulmones.
—Realmente solo cerraron el hospital por el dinero— Me dió la mano para levantarme.
En el momento que estaba a punto de aceptarla, dió un gran grito y se echó hacia un lado en posición defensiva. — ¡Sentí algo tocándome! — Gritó ella.
Y ambos empezamos a ver a los lados, pero a la redonda de al menos diez metros, estábamos solos. —Te lo dije— Dije mientras terminaba de ponerme de pie.
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Aureum - Jihyo & Tú.
FanfictionNo todo lo que brilla siempre es oro... aveces suele ser incluso mejor.