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— ¿Viene tan seguido? — Preguntó, yendo ambos a abrir. Hice un mueca de más o menos.

— ¿Tan masoquista eres? — Preguntó, hiriendome porque era real.

Coloqué la mano en la cerradura y asentí herido, abriendo al final.

Al abrirse la puerta estaba ella a punto de desbloquearla por hacera esperar. Mi hermana instintivamente se quedó muy sorprendida al ver aquello. — ¿En serio? — Preguntó estupefacta. —Solo tú, mi manager y ella saben la contraseña— Le respondí, volteando a ver a una sorprendida Jihyo ahora.

Mi hermana instintivamente la saludó, había aprendido el coreano suficiente para hablar sin necesitarme. —No sabía que tú hermana vendría— Expresó pasando Jihyo. —Yo tampoco lo sabía— Cerré la puerta al entrar ella.

—Justo estábamos hablando de ti— Escuché decir a mi hermana, haciendo triplicar mis pulsaciones. —Oh, ¿Sabes coreano? — Le preguntó a mi hermana, asintiendo orgullosamente esta. Jihyo dejó su bolso en la mesa enfrente del sofá. — ¿De qué hablaban de mi? — Sonrió, viéndonos a ambos.

—Sobre tus ojos— Mi hermana sonrió, obviamente queriéndome molestar, más ahora que podía hablar con ella. — ¿Mis ojos? — Se volteó a verse en un espejo. — ¿Qué tienen? — Preguntó viéndose.

—Son grandes y lindos, a ambos nos gustan, ¿No, hermanito? — Me puso en una mala situación. Asentí apenado.

Al parecer mi hermana no entendía bien el cómo estábamos ahora, sorprendiendose ante la timidez de ambos.

—Pensé que ambos se habían visto hasta las almas— Soltó en un buen español muy lejano de la comprensión de Jihyo.

— ¡Te dije que no somos normales! — Le reclamé un poco enojado, haciendo reír a Jihyo entre todo eso. —Ella y tú definitivamente no son normales— Respondió, mirando a Jihyo.

— ¿Qué te hace reír? — Preguntó mi hermana con curiosidad. —Solo lo he visto así de enojado dos veces, y ambos han sido por ti— Le respondió. —Usualmente se pone triste o desanimado ante situaciones que cualquiera se enojaría— Me señaló sutilmente.

—Es lindo verlos hablando español además— Indicó para ambos. —Le parece lindo cuando me quejo y maldigo en español, a ellos todo le parece sexy si es en español— Le expliqué a mi hermana. —Ni me lo digas, si a las mujeres les gusta a los hombres aún más— Me indicó ella.

—En fin, ¿Sueles venir seguido? — Preguntó mi hermana a Jihyo, siendo el antónimo de sutil. — ¿Vengo cada semana? — Me preguntó a mi, asintiendo. —Casi cada semana— Se corrigió. —Mi familia vive a cinco minutos de aquí, así que luego de visitarlos a ellos vengo aquí— Empezó a buscar algo en su bolso.

—Mi madre te envío esto— Me dió tres contenedores pequeños de comida. Mi hermana me miró indignada. — ¿No te dice yerno ya? — Cuestionó sarcásticamente. — Si sigues haciendo esas bromas te vas a un hotel— Amenacé. —Ya no dices que me tirarás a la calle, ya es un progreso, hermano mío— Siguió, dejando atónita a Jihyo solo por el hecho de hablar un poco más enrevesado.

Aureum - Jihyo & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora