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— ¡Hola! — Pasó luego de saludarme como si nada, no entiendo el qué hacía allí a esa hora, o porqué razón. — ¿Por qué me miras así? — Preguntó. —Vine a cuidarte, ¿No es obvio? — Preguntó, a lo que miré mi cuerpo, sintiendome bien realmente, aunque no iba a desperdiciar la oportunidad.

Asentí, sentándome en el sofá, viéndola expectante. — ¿No estaban ocupadas últimamente? — Cuestioné. —Hoy es mi día libre, Jeongyeon está con Nayeon, las demás estaban tan cansadas que se quedaron en casa— Explicó, recordando lo poco que conocía las rutinas de cada una.

— ¿Quieres hacer algo? — Preguntó, sentándose animada. La miré con duda, sabiendo que si quería. —Vamos a hacerte una revisión física— Me señaló aún con su sonrisa, levantandome después.

—Haz ejercicios de calentamiento— Dió dos pasos hacia atrás, teniéndome bien a la vista, empezando, sintiendo mi cuerpo excepcional.

—Si sirvieron las terapias— Me indicó parar. — ¿Puedes cantar un poco? — Señaló mi boca, dejándome con duda. —Dos octavas y media— Respondí, luego del accidente. — ¿Cuánto era antes? — Más que pregunta hacia mi, lo decía más bien intentando recordar. — ¿Tres y cuatro semitonos? — Expuso, a lo que asentí, sorprendiendome más yo que ella.

— ¿Desde cuándo sabes tanto de mi? — Interrogué. — ¿No puedo interesarme por el artista que últimamente escucho demasiado? — Me miró con una mirada entre tentativa y conflictiva, aunque juguetona realmente.

—No te puedo culpar, se mucho más de ti que lo que tú de mi— Alcé los hombros. —Tu hermana me contó muchas cosas— Me copió. —Eso es trampa— La señalé levemente. — ¿Crees que no me di cuenta que le has preguntado a personas de la compañía y tu manager? — Reveló, poniéndome los pelos de punta.

—Ganas, tú ganas— Me di la vuelta, queriendo evitar confrontación.

—Pensé que nunca lo haría, nunca entras a nada que puedas perder— Se sentó en el sofá, buscando algo.

—Soy inteligente, no tiene casi perder algo que desde el principio lo estaba, aunque lo que vale es el recorrido, el final suele opacarlo mucho— Respondí, arrodillandome, encontrando el control del proyector, mirándola, dandome cuenta de mala forma que llevaba falda, volteando discretamente la vista y dandoselo.

—Me sorprende que lo estuvieras buscando allí, la única vez que viniste a mi casa fué antes de mudarme a esta— Expresé, sentándome a su lado. —Eres muy de costumbres— Soltó sin mirarme.

—Deberías apagar las luces— Me dió levemente con una mano, forzando un poco la vista para ver. Luego de levantarme y apagar todo, además de poner cortinas oscuras, la luz propia del aparato inundó todo el espacio.

—Es muy hermoso… — Noté como pensó en voz alta al ver los colores. —Podré ser raro, pero lo soy de buena manera— Me adulé a mí mismo.

—Eso ya lo pensaba realmente— Respondió aunque aún metida en las luces. Quitándole yo el control, poniendo lo primero que vi, siendo un drama coreano de los que tenía pendientes.

Nos relajamos incluso de más, bajando la temperatura suponiendo que por el cambio a la noche. Me levanté, llamando su atención, regresando con una cobija grande, ella iba en falda y yo en pantalones cortos, así que ambos necesitábamos ayuda.

La tiré de punta a punta del sofá, metiéndonos ambos y guardando el calor dentro.

—Creo que es mejor así— Se acomodó de lado, pasando sus pies por encima de mi regazo, asintiendo yo, volviendo al drama.

Lenta y progresivamente sentí como fué acomodándose más hacia atrás, pasando de tener sus pies más allá de mi regazo, a prácticamente encima de mi entrepierna, luego empezando a moverlos lentamente.

Era muy obvio lo que iba a pasar, sin notar de reojo que ella me estuviera mirando.

Sin embargo, ella siguió hasta que finalmente pasó de incomodidad a placer, una vez llegado a ese punto, metí suavemente una mano, poniéndola en una de sus piernas, haciendo leves movimientos, siguiendo ella, notando muy bien lo que había causado y ahora moviendo los pies incluso más enfocados, subiendo un poco más yo mi mano, haciendo un bucle muy bueno para mí.

Finalmente mi mano pasó por debajo de su falda, parando ella de mover los pies, pasando a estar viéndome directamente, aunque en la misma posición, dejándome todo más fácil.

Sin mediar palabras de momento, procedí a hacer lo mismo que ella había estado haciendo conmigo, dando leves masajes en su zona íntima por encima de su ropa interior.

Únicamente podía sentir como se meneaba a la par que mi mano, las expresiones de su rostro y en general, su disfrute.

Lo que fuera a pasar, no me iba a desmayar, desangrar o morir, lo iba a disfrutar de principio a fin.

Ella solo podía apretar la sábana y cerrar los ojos, desesperandose más y más.

Cuando no pudo más,con una de sus manos me empujó, cayendo y estando en la posición que estaba ella, echándose hacia adelante, parando antes de pegarse a mí, tomando lo que tenía puesto y bajándolo hasta mis pies, quitándomelo para más comodidad.

Una vez que estaba más cómoda, finalmente se acercó mucho más a mí, poniendo una mano sobre mi hombro, con la otra empezando a tocarme, dejando nuestros rostros a escasos centímetros, pero sin besarme, solo viéndome mientras seguía tocándome.

Cuando notó que faltaba un poco de lubricación, quitó su mano de mi hombro, parando un momento con la otra, echándose para atrás y usando su boca por un momento, dejando claro que solo era para la comodidad de su mano, volviendo una vez más a la misma posición, sintiéndose incluso mejor.

Cuando se cansó, o solo quería sentir lo mismo, tomó el cuello de mi camisa con fuerza, dejándose caer, llevándome consigo, estando ahora ella acostada y yo encima de ella.

Empezó a desabrocharse la blusa que llevaba, dejando ver su sujetador, siendo deportivo, levantandome y sin aguantarme bajar a sus pechos, tanto una mano como mi boca, usando la otra para seguir en mi asunto abajo, pero por debajo de la ropa interior, sintiendo mucho calor y humedad dentro.

Además de simplemente hacer unos buenos masajes, empecé a meter un dedo, pasando a dos viendo lo muy lubricado y fácil que pasaban.

Inundandose todo mi departamento de sus gemidos ahora, tener el control nunca se había sentido tan bien.

Luego de darle buen uso a mi boca en ambos de sus pechos, me dediqué a hacer lo mismo que ella antes, tener mi rostro cerca al suyo, viendo todas y cada de sus expresiones de placer por los movimientos rápidos de mi mano dentro de ella.

Mirándome y sabiendo lo muy bien que se lo estaba pasando.

Me enderecé cuando además de dolerme un poco el brazo que tenía apoyado para estar levantando, mi mano dentro de ella empezaba a costarme moverla tan bien como antes.

Procedí a copiar el cómo me quitó la parte de debajo, dejándola sin nada, viendo más de cerca lo mojada que estaba.

Me acerqué más, mucho más, pegando ambas intimidades, uniendonos nuevamente, sin ningún tipo de dolor en segundo plano, era solo el placer de estar dentro de ella, mirándome directamente.















































El capítulo 69 lo ameritaba, si llegamos al 169, ya sabemos que habrá, aunque ni yo sé hasta donde haré esta historia.

Aureum - Jihyo & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora