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— ¿Cómo es posible que te metas en tantos escándalos tan rápido? — Susurró mi manager, mirándola, con ganas de morirme realmente.

—Por suerte la grabación quedó en el dispositivo, por lo que pudimos poner parte de cuando estaba tu hermana también— Aclararon.

Sintiendo miedo de vivir incluso en mi propia casa. Habían dejado una cámara espía en mi sala, también una en mi habitación pero por suerte, todo lo privado lo hacía en el baño, exceptuando la última visita de Giselle.

—A la SM no le importa mucho lo que tengan ustedes dos, menos habiendo aclarado todo, pero a nosotros nos preocupa que no llegues a gustar del todo por todo esto— Se fué acercando.

—Intenta tener aún más cuidado de todo— Me señaló, como si todo hubiera sido mi culpa. Estaba tan cansado que solo asentí.

Salimos de allí, no queriendo siquiera conducir. —Llevame a casa, no quiero pensar en nada— Pedí a mí manager. —Si tan poco gusto aquí en Corea no entiendo porqué tengo sasaengs que incluso entran en mi casa— Realmente quería llorar.

—Y llama a cerrajeros y personas de seguridad tecnológica— Indiqué, con mi último apice de conciencia.

Ya me suponía que había perdido una de las pocas amistades que hice en todo aquel tiempo.

—Mejor déjame en un hotel de Gangnam, no quiero siquiera verle la cara a mi hermana— Solté de la nada, haciendo que ella cambiara el rumbo.

Terminamos en un hotel muy lujoso. —Podrías quedarte en mi casa también— Dijo al darse cuenta, hizo una seña de no importar. —Dejenme respirar un poco al menos— Sonreí falsamente.

Terminé en una suite con un lindo balcón con vistas a la ciudad, ciudad que estaba viendo mientras me empezaba a sentir mal.

No podía disculparme siquiera con Giselle, ni hablar de aclararle todo a Haewon, mi hermana solo empeoraba las cosas, mi vida dejó de ser mía.

Lágrimas que no recordaba que existieran dentro de mi empezaron a brotar, rompiéndome tan siquiera empezando con aquella vida.

El tiempo empezó a ser difuso, relativo para mí, yendo más rápido que para todos.

En algún momento escuché como tocaban fuertemente la puerta, además de sonar el teléfono de la habitación sin descanso, yendo a ver al menos quién me molestaba aún en ese punto.

Abrí sin más, sin importarme quien fuera, ya habían visto todo de mi, llorar sería poco ya.

Por alguna extraña razón Jihyo estaba allí, y aún más extrañamente, me dió un abrazo recién verme. — ¡No deberías de estar aquí solo! — Regañó, aún con su cabeza en mi pecho, sin yo tener mucho reacción.

Ella se separó, limpiando mis lágrimas. — ¿Por qué te preocupas por mí? — Pregunté, llorando aún más. —Eres muy tonto— Sonrió, buscando rápidamente un pañuelo en la habitación, trayendolo rápidamente y secando mi rostro.

—Ven, no vas a estar solo esta noche— Empezó a sacarme de allí, bajando y metiéndome en su auto.

—Se que todo esto es difícil… — Dijo mientras empezaba a conducir. —No tienes siquiera un mes de haber debutado y ya tienes más escándalos que nosotras en siete años— Explicó, tomando grandes cantidades de aire y expulsandolo.

—No puedes dejar que todo esto te rompa así— Sentí su mano apretando la mía. —No es lo que te pasa lo que determina lo lejos que llegarás en la vida, es la forma de manejar lo que te pasa— Dijo, calando profundo en mi persona.

Una vez más, volví a llorar descontroladamente, perdiendome entre todos mis pensamientos.

Terminé sin conciencia luego de tanto.

Aureum - Jihyo & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora