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— ¡¿Ya te los acabaste?! — Miró la bolsa Jeongyeon. —Podrías haberme dejado alguno para después— Me dió un pequeño golpe, de ambos hombros, el malo, de tantos puntos, el más crítico, sintiendo un corrientazo.

Se disculpó por aquello, aunque sólo había delatado del lado que si podía golpear sin problemas. Ya no iba a tantear, iba a ir de lleno.

—Eres malo, no nos mostraste nada— Se sentó a mi lado Sana, dando gala de su personalidad.

—Ni yo sé dónde tengo la mente… — Sonreí nerviosamente otra vez. —Este no es un regreso del que vaya a recordar cómo mis mejores, el próximo será un álbum entero y se los mostraré dos meses antes— Hablé para todas, emocionandose.

Pero cambiando de lugar Tzuyu con Jihyo, la líder estaba más bien escondida entre las demás, Tzuyu estando al frente.

—Me gustó mucho la canción, es muy mi estilo— Se acercó Chaeyoung, buscando algo en sus bolsillos. —No es mucho, pero cuando Jeongyeon nos dijo que tenías hambre, lo guardé por si te veíamos— Me dió una pequeña barra de chocolate blanco.

—Te abrazaría, pero me dolería levantarme y apretar con mi hombro— Indiqué, a lo que ella se acercó un poco, dándome el abrazo por su cuenta, esperándome todo menos eso.

Todas empezaron a reírse cuando me vieron la cara de sorprendido y desubicado.

Aunque de entre todas, solo una no río, simplemente sonrió, denotando su vergüenza en general, pero pareciéndole gracioso también.

Cuando enfoqué más mi vista en esa persona, además de darme cuenta que habíamos cruzado miradas, por lo que me estaba mirando fijamente, recordé mucho de lo que pasó aquel fatídico día aunque a la inversa, si me iba a morir por algo, morir por culpa de tener sexo con ella era la mejor forma de irme.

Realmente había intentando transformar los sentimientos que tenía y volcarlos a su contrario, pero una vista bastó para recordarme lo torpe y sentimental que aún era.

Inmediatamente volteé el rostro, fingiendo rascarme los ojos por alguna incomodidad. —Te queda muy lindo ese anillo— Dijo Mina, sacándome de la situación en donde estaba.

Hice gala de este por un momento. —Me di cuenta que es de oro hace poco, cualquier otro metal le cae mal a mi piel— Sonreí al decir aquello.

Estaba en un cuarto lleno de chicas que habían alabado mi manera de actuar, pero no podía actuar tranquilo a la vez, la vida daba ciertas vueltas, muy crueles algunas veces.

Luego de que el tiempo de sorpresa y atención sobre mi pasara, cada una se sentó, con su celular, a hablar, o dormir, lo normal en las salas de espera antes y después del escenario.

No podría identificar si era obra divina, diabólica, de las chicas o solo casualidad, pero Jihyo terminó sentada en el único espacio libre que dejaron todas, al lado de mi.

— ¿Haz estado bien? — Preguntó en un casi susurro. —Si, si— Respondí inmediatamente. Notando como estaba mirando mi pierna, sabiendo bien cuál era la mala.

Volteé un momento, pero mi cerebro sabía lo que quería y en cuestión de milésimas, quitó toda la ropa de en medio, volteando a la misma velocidad y mirando al piso.

Una cosa llevando a la otra y recordando más de la cuenta.

Lo único que no podía recordar era el dolor de mi pierna, me gustó tanto que el placer suprimió al dolor, y eso estaba por causarme una situación incómoda.

Me levanté algo rápido, sumando a la pierna, problemas de hierro en sangre, casi desmayadome y sentándome otra vez.

Sentí como pasó uno de sus brazos por toda mi espalda, prácticamente arropandome entre sus dos brazos.

— ¡¿Estás bien?! — Preguntó, mientras yo aún veía mayoritariamente en negro y mi audición se escuchaba embotellada y a la lejanía.

Aureum - Jihyo & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora