𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐩𝐢𝐚- 𝐅𝐫𝐞𝐝 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 [+18]

87. no podía esperar.

—¿Si?— sonrió y él asintió nuevamente.— ¡Aaaaaah!— chillo abrazándolo. Fred sonrió sintiendo como Lea lo besaba una y otra y otra vez por todo el rostro.

—¿No pudiste esperar?— soltó divertido y acarició su cintura. Lea saco el anillo y lo puso en su dedo negando.

—no podía esperar, necesitaba hacerte mi esposo ahora ya.— beso sus labios y suspiro.— estoy muy feliz.

—yo estoy más feliz... Por un momento realmente pensé que me ibas a dejar.— la abrazo.— déjame decirte que...— metió la mano en su bolsillo y saco la caja.— jamás fui capaz de botar el anillo... TÚ anillo, Lea Black.

—mmm... Curioso.

—aja, pero... Quería pedirtelo en una cena.— confesó suspirando.— dame tu mano señorita-

—Black-Weasley.

—señorita Black-Weasley.— le beso la mano y puso el anillo.— te amo mi amor.— la beso de forma sonora y agarró su trasero.— ahora si puedo decir que eres completamente mía, mi esposa, mi señora... Mia.

—mmm eso suena tan bien.— confesó abrazándolo.— ahora podre decir, «ay disculpe, ese día no porque tengo una cena importante con mi esposo»

—rawr.— bromeó besándola.— o llámame «tu hombre» o «tu marido»

—¿Sabías que arme todo esto hoy?—  acarició su cabello.— no lo sé... La vida es tan corta, prefiero pasar lo que queda de mi vida a tu lado.

—que linda eres... Te invito a cenar, para que así podamos celebrar nuestra unión, ¿No?

—eso me gusta... Tenemos que hablar de tantas cosas Freddie, como de donde nos casaremos o también a quienes vamos a invitar.

—¿Boda grande o pequeña?

—¡Una boda gigante! Y una luna de miel apartados de todos para tenerte solo para mi, y por días.— se acercó coqueta. Cada vez que Lea le hablaba de esa forma era como si lo hipnotizara.

—uy si... Solo para ti.

...

Y a la semana todos se enteraron de que se iban a casar, sobre todo porque de inmediato comenzaron a armar los planes de la boda.

Fred jamás había estado tan emocionado, pero desde que estaba comprometido comenzó a ver muchas cosas, como una casa nueva, un auto y más. Los preparativos se les hicieron difíciles sobre todo porque querían algo elegante y Lea se estresaba mucho eligiendo todo, y como Fred era más despreocupado y si fuera por el elegiría cualquier cosa era como si Lea llevará todo. De por medio los problemas no fueron muchos, solo la insistencia de Lea en que debía verse perfecta y por lo mismo quería bajar de peso, aunque no le duró mucho gracias al sermón que le dio su esposo.

Jaz fue una gran ayuda para Lea y Fred, porque era una excelente organizadora e hizo todo a la perfección.

Lea trabajaba, iba a sortilegios y elegía cosas para la boda. Lo que más le costó elegir fue el vestido, sobre todo porque todos le parecían o muy exagerados, o muy simples, o muy extravagantes... Y aunque Molly pego el grito en el cielo, Fred fue el único que pudo ayudarla a elegir. Lea no seguía tantas tradiciones y sabía que Molly se enojaba, pero aprendió a lidear con ella recalcando el que era su boda. Fred vio un vestido y cuando se lo probó le dijo a la modista los arreglos que debía hacerle y Lea le agradeció mucho el que la ayudará tanto.

Todo el mundo se dio cuenta de que los dos estaban muy felices, sobre todo porque todo el callejón y cercanos fue invitados personalmente con una tarjeta personalizada. Las peleas desaparecieron por completo, porque era tanta felicidad que no cabía si quiera tiempo para enojarse por estupideces pequeñas. Lea y Molly no tenían la mejor relación, tampoco eran unidas, pero aprendieron a tolerarse al menos. Molly quería hacer muchas cosas y por el contrario Lea quería hacer todo ella sola por lo que chocaban, entonces Fred intervino diciéndole a su madre que la entendía pero dejara a Lea.