Alguien Terminará Muerto

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En un hospital, a sus afueras se encontraba aquella peli blanca de fuego magenta, llevava los brazos vendados de los hombros hastá los dedos, estaba sentada en una banquita mientras se veía apenada.

A su frente 3 doctores que la veían seriamente, un doctor chaparrito con gran nariz se acercó hacia ella y le dio ub bon bon de chocolate.

-ten jovencita, porfavor no vuelvas pronto -dijo el hombresito amablemente mientras White asentia nerviosamente, aunque mostró sus manos y el señor se lo guardo en el bolsillo.

-porfavor, jovencita espero que no vuelva a hacer lo que sea que haya echo, sus quemaduras llegaron a sus huesos, no podrá usar las manos por al menos 2 semanas -declaró el segundo doctor peliblanco con puntas verdes Lima y ojos de color morado mientras miraba seriamente a la chica.

-y hablamos muy enserio en que jamás lo vuelvas a hacer! Da gracias al creador y tus amigos que lograste llegar, o si no nuestros demás doctores Con dones de curación no hubieran sido suficiente -reclamo la última doctora, mirando adentro del hospital a aquellos médicos con don curativo realmente exahustos.

White: lose.... Lo siento -bajo su mirada con tristesa, lo había arruinado, aunque el chaparrito sobo su hombro estando a su lado.

-tranquila, todo sea por tu bien, manten en cuenta tu propia salud porfavor, se que suena cruel, pero no te queremos volver aquí en el hospital por algo como esto, mejor ve a las consultas, nada más -dijo el doctor amablemente mientras que white sonrió amistosamente.

White: g-gracias, lo tomaré en cuenta, de verdad lo siento, solo.... -suspiro- quería ayudar a unas personas.

Hace no menos de una hora había usado toda su potencia y fuerza para romper la barrera de aquella ciudad lejana, una ciudad donde gente encerrada en domo no podía salir, destinados al encierro.

Jamás le agrado esto, ella quería liberarlos e integrarlos entre la gente, incluso si era advertida de esto, pero ella quería ayudar solamente.

El doctor chaparrito en realidad era su médico personal, lo conocía desde su infancia, era bueno curando sus manos o pies llena de arañasos y raspones profundos.

Se siente horrible ver a alguien que le tiene cierto aprecio horrorizarse con sus brazos, lo vio muy preocupado, eso la hizo sentir muy mal, se suponía que nadie debería salir lastimado, ni si quiera de forma emocional.

Pero ya no importa, ella ahora solo se quedaba hablando con aquellos científicos un rato más, hasta que los otros dos se fueron a dentro del hospital donde tenían pacientes que atender, en cambio el doctor chaparrito se quedó con ella.

-cómo has estado pequeña White? Aunque de pequeña no tienes nada jojojo -rio amablemente, su vigote blanquesino enorme junto al resto de características le recordaban a una caricatura, por eso mismo era muy bueno hablando con los niños y era el consultor de estos.

White: este.... Bien, solo voy por allí y por allá con mis amigos, nos divertimos mucho y vamos a comer a la hora del almuerzo -sonrio dócilmente al doctor respondiendo su pregunta con felicidad.

-no habló de eso en realidad, como te sientes? Has estado bien con tu adicción? -pregunto preocupado el hombrecito, quien la veía con sus ojos negros- porfavor dime eso no fue lo que te llevo a usar toda tu fuerza y hacerte esa herida tan horrible.

White: yo.... Lo llevo bien, no te preocupes nada de mi adicción tenia que ver con esto -comento mirando a otro lado sin saber que decir o que pensar.

El siempre estuvo al pendiente de una adicción que ella admitía tener, el olor a ceniza nunca le hizo daño por tener poderes de fuego, de echo le gustaba mucho los olores a ceniza y pólvora.

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